Opinión

Los polos opuestos se juntan

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Como en el campo magnético, en la política hay ocasiones en que los polos opuestos se juntan. Una clara muestra se dio en las postrimerías de la legislatura del Congreso, cuando se votó por la aprobación o el rechazo del acuerdo del Gobierno peruano para realizar la 52 Asamblea General de la OEA en Lima. Aunque posteriormente se reconsideró el tema, en la votación inicial las bancadas más representativas de la extrema derecha votaron en contra, igual que muchos congresistas de la izquierda radical.

En junio del año pasado, tras el triunfo de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales, una comisión integrada por Hernando Guerra-García (Fuerza Popular) y Jorge Montoya (Renovación Popular), Nidia Vílchez (excandidata presidencial del APRA) y Daniel Córdova (exministro), llegaron a Washington D.C. con la intención de presentar un informe a la OEA sobre un supuesto fraude electoral. Luis Almagro, secretario general del organismo supranacional, no los atendió.

Entonces, la derecha le agarró tirria a la OEA, contra la que posteriormente enfiló sus baterías. Varios políticos conservadores calificaron al organismo cómo “cómplice del fraude” y Daniel Córdova llegó al extremo de llamar “miserable” a Almagro.

Por el flanco izquierdo, Vladimir Cerrón más de una vez ha mostrado su animadversión contra la OEA por el supuesto apoyo que le dio a Jeanine Áñez en su campaña para sacar del gobierno a Evo Morales en Bolivia. Alguna vez se dirigió a César Landa y advirtió: “¡Cuidado con la OEA, señor canciller, no olvidemos el bolivianazo! Recuerde que la OEA sigue siendo un instrumento de colonización política de intereses foráneos (…)”.

Esa ojeriza de la derecha y la izquierda fue notoria el jueves último. Todos los miembros de Renovación Popular y del fujimorismo votaron en contra del acuerdo con la OEA. En Perú Libre, Bloque Magisterial y Perú Democrático dividieron sus votos, pero era evidente el sesgo anti-OEA. Hubo una bancada de derecha, la de Avanza País, que votó a favor, pero lo hizo por influencia de su líder, Hernando de Soto, quien por su conocimiento del tema sí entiende la importancia de la celebración del cónclave de la OEA en nuestro país.

El pretexto fue un “baño neutro” o un wáter, que supuestamente introduciría la ideología de género de contrabando en el evento. Un argumento tan ridículo que dio vergüenza. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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