
Este próximo 7 de octubre es la fecha límite para afiliarse a una organización política, sea un movimiento independiente o partido político, con miras a participar de las elecciones municipales y regionales de 2026.
De aprobarse en segunda votación la reforma que pretende borrar a los movimientos políticos, todos aquellos que se inscribieron a un movimiento independiente y deseen candidatear deberán renunciar y buscar cobijo en un partido político.
Eliminar a la competencia pensando que esta medida fortalecerá la presencia de los partidos en las regiones es vivir de espaldas a la realidad nacional.
Desde el 2006, los movimientos independientes han ganado espacio al interior del país más por defectos de los partidos que por virtudes propias. Esto les ha permitido, por ejemplo, que, en las elecciones subnacionales del 2022, ganaran 14 de las 25 regiones, y más de 100 alcaldías provinciales y 900 distritales.
Desde la década de los 90, los partidos políticos paulatinamente han ido perdiendo presencia en muchos distritos y provincias del Perú profundo. Hoy, en regiones como Huánuco, Pasco, Junín, Ayacucho, Huancavelica, por mencionar algunas, es difícil encontrar locales abiertos con actividad partidaria. La mayoría están cerrados. Solo son abiertos cada cuatro o cinco años cuando se avecinan las elecciones.
Son varias las causas del por qué los partidos políticos están languideciendo. Entre ellas tenemos la falta de renovación de cuadros, la desorganización al interior de los partidos políticos, y las luchas internas por alcanzar el poder.
Una realidad diferente se observa en la vereda del frente. Los movimientos independientes gracias a una mejor organización, movilización y una mayor espalda financiera les ha permitido contar con una actividad partidaria activa no solo en época electoral, sino también cuando no lo hay. Esto les ha permitido estar más cerca de los ciudadanos, conociendo sus problemas y ayudándolos a resolver muchas de ellas.
Se afecta a la democracia
Si el Congreso de la República aprueba en segunda votación la eliminación de los movimientos regionales, 85 agrupaciones que lograron su inscripción ante el JNE no podrán participar de los próximos comicios subnacionales.
Esto implicaría una vulneración del derecho a la participación política individual o asociada, reconocido en el artículo 2, numeral 17, y el artículo 35 de la Constitución.
En otras palabras, significaría un retroceso en términos del principio de irreversibilidad y progresividad, conforme al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana de Derechos Humanos.
Lo que debiera hacer el Congreso en vez de restringir la vida política de los movimientos regionales y su capacidad de participar, es ampliar su presencia y que incluso bajo ciertos supuestos de coordinación entre varios movimientos que existan en más de una región, puedan participar en la vida política nacional, postulando incluso al Parlamento.
La idea es darle más opciones de representación a la población a la hora de elegir a sus autoridades.
(*) Presidente de la Corte Superior de Justicia de Ucayali
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