Opinión

Los Felipillos del siglo XXI

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay un problema con ribetes de escándalo que, una vez más, concierne al Perú y España, con esa relación de “maternidad” que equivocadamente algunos le atribuyen a este país sobre el nuestro. Diputados españoles acusan a la presidenta del Congreso peruano, Maricarmen Alva, de haber calificado de ilegítimo al Gobierno de Pedro Castillo y pedir ayuda para vacarlo. Ella lo niega. Sin embargo, los congresistas españoles vuelven a la carga e insisten en que ella despotricó e intentó desacreditar al Perú. Incluso aseguran que las grabaciones desmienten a la parlamentaria peruana. ¿Quién dice la verdad?

Si la acusación fuera cierta, sería una falta muy grave. Estaríamos ante la versión femenina de Felipillo, el intérprete tallán que traicionó a los incas al confabularse con los invasores españoles y acompañó a Francisco Pizarro y Diego de Almagro en sus sangrientas expediciones. De lo contrario, ella estaría a salvo de tan tristes y bochornosas comparaciones. Hernando de Soto –él mismo lo ha admitido– también anda en un plan internacional de promover la vacancia presidencial. De Soto ha llegado a decir que Estados Unidos “ha entrado en guerra por menos razones” que las que hoy se viven en Perú. Y que por eso ha emprendido una “gira a varios países” que lo llevó, entre otros, a estar en la Casa Blanca y con congresistas y senadores norteamericanos.

En esas andanzas está De Soto, a quien muchos califican de “Felipillo”. Pero hay una gran diferencia entre De Soto y Maricarmen Alva. Él es un ciudadano sin ningún cargo público, mientras que Maricarmen Alva es presidenta de uno de los poderes del Estado peruano.

En su intento por defender a Maricarmen Alva, el congresista fujimorista Ernesto Bustamante, quien la acompañó en su viaje a España, le envió una carta al “Excelentísimo Don Paul-Mari Kouse, Diputado Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados del Reino de España”. El tufillo demasiado ceremonioso y genuflexo en extremo anuncia por dónde irá el contenido del mensaje. En esta carta se niega que Maricarmen Alva haya denunciado que el Gobierno peruano es ilegítimo y pedido ayuda para “destituir (vacar)” a Castillo. Sin embargo, refiere que ella explicó “la tensa situación política interna de nuestro país”. Allí está el quid del asunto. Entonces, Maricarmen Alva sí se refirió al Perú, el asunto es saber en qué términos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo. (Continuará)

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