Opinión

Lectura de un correlato de la violencia que hoy vivimos

Por: César Ortiz Anderson

La violencia que hoy vivimos en parte es esa violencia contenida por los ciudadanos que viven en regiones donde el Estado no trabajó adecuadamente. Sin duda alguna estamos ante una justa protesta, pero que ha sido capitalizada por un grupo de que, desde que se inició el gobierno de Pedro Castillo, venían trabajando ello, solo que disfrazado en los llamados consejos de ministros descentralizados donde Aníbal Torres y su equipo llevaban su propuesta de odio y violencia por todo el país.

No olvidemos una frase que generalmente usaba en esas reuniones: “correrán ríos de violencia”. En contextos de revuelta popular, el caldo de cultivo ya estaba instalado por un descontento de los 6 últimos gobiernos, y es allí donde encontraban eco ya que apelaban al olvido y relegación de esos pueblos; por ello, hoy estamos pagando una cara factura de violencia instalada sistemáticamente por Castillo, Aníbal Torres, Betssy Chávez y un nutrido grupo de asesores nacionales y extranjeros.

Hoy, los azuzadores de estas marchas de protestas, lejos de proponer demandas de tipo social o económico, tienen su propia plataforma política con objetivos como la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del Congreso, la excarcelación de Pedro Castillo y la Constituyente.

Este último, en mi opinión su principal objetivo, como lo es también recuperar el poder perdido al ser vacado Pedro Castillo el 7 de diciembre del año 2022, pero el mantener este tipo de protestas requieren de mucho dinero del narcotráfico, de la minería ilegal, de la delincuencia organizada, en general, sumado al dinero que debe estar entrando de países comunistas.

El Perú no logró ser tomado por esa ideología y ello es peligroso para los fines que persiguen y se manifiestan en los comentarios de los presidentes de Colombia, Venezuela, México, Argentina, Nicaragua.

En ninguna democracia se puede permitir que violentistas tomen los aeropuertos, incendien comisarias y locales de justicia, destruyan propiedades públicas y privadas, el bloqueo de carreteras, agredan a policías y en un acto de terrorismo asesinen y quemen a un policía. Todo ello no es un indicativo de marchas pacíficas, no se debe perder el estado de derecho, el principio de autoridad.

Ya superamos los 50 muertos. Las pérdidas económicas son cuantiosas, todos los días hay diversas marchas de protestas en varias ciudades del país, ya se está sintiendo el alza de los productos y escasez de combustible y alimentos en algunas ciudades.

Para iniciar cualquier dialogo se tiene que deponer las actividades violentas y la iniciativa debe venir de parte de los manifestantes. En este caos hace falta una tregua, porque en un ambiente de tensión y violencia resulta imposible conversar. Sería una buena idea incorporar a los nuevos gobernadores regionales y que el dialogo se den en sus regiones, no viniendo en marchas a Lima.

Finalmente, si el gobierno agota una salida política solo quedaría el uso de la fuerza con resultados sociales insospechados.

(*) Presidente de la Asociación Pro Seguridad Ciudadana del Perú (Aprosec)

(*) La empresa no se responsabiliza por los articulos firmados.

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