
En las últimas elecciones en la tierra de Juárez y Zapata, vemos cómo un partido histórico que gobernó 70 años México, el PRI, y que quedó segundo en las elecciones del 2018, donde obtuvo una votación de 40 %, 6 años después pasa a ser el cuarto partido en caudal electoral con un porcentaje de solo el 11%. Es el retroceso más grande en toda su historia.
Sumado a ello su frente con PRD Y PAN; que hace solo 3 años derrotó en las elecciones intermedias a MORENA, de López Obrador, ganándole muchas gobernaciones y alcaldías y reduciendo las diferencias en diputados y senadores; hoy 36 meses después de esa jornada exitosa caen en una estrepitosa derrota.
¿Qué pasó?
La alianza PRD-PRI-PAN no funcionó en los estados y distritos que habían ganado en las intermedias. Es decir, cada partido de este frente que gobernó con sus candidatos victoriosos locales defraudó a sus electores. No se vio ninguna manera diferente de gobernar de las formas tradicionales de siempre. Esto fue percibido por el pueblo y generó rechazo. Fue una oportunidad perdida y un pasivo en estas elecciones nacionales. El país se desencantó de que este frente sea algo diferente.
El razonamiento es sencillo: muchos dudaron de que si esta alianza había tenido problemas para gobernar bien y ponerse de acuerdo en el orden local, menos podía hacer viable un entendimiento para conducir todo el país.
Por otro lado, hay que anotar el poderoso Programa Asistencialista del Gobierno de AMLO que en mayo llego a 8’900, 000 personas que son alrededor de 15 % de los que sí votaron; la gran mayoría quería que este esquema continue y ello fue un factor clave en contra del frente, que se percibió cómo un peligro para la política social.
Hay que decir además que la ciudadanía no olvida, que después de 70 años de hegemonía del Revolucionario Institucional por fin hubo alternancia y gobernó el PAN; sin embargo lo hizo tan mal o peor como las últimas gestiones del PRI previa a la derrota frente a Fox.
Entonces, el PRI se renovó en sus cuadros dirigenciales y en sus voceros en esos 12 años alejados del poder y el pueblo, generoso, les volvió a dar la confianza y ganaron las elecciones de 2012 con Peña Nieto a la cabeza, pero lamentablemente fue más de lo mismo y fue un régimen que no trabajó para lograr un cambio estructural. Fue una inmensa oportunidad perdida.
Luego El PRI, consciente de su debilidad, formó el frente hace 3 años, con los nuevos errores antes descritos.
Por eso el PRD con 2.8% y el PRI con 11% son los grandes derrotados de este Domingo 2 de junio. Los resultados demostraron que lanzar a alguien independiente como X. Gálvez no funciona.
Esto es un llamado de atención para nosotros los apristas; muchos sectores sociales miran al APRA como una esperanza de un verdadero cambio social.
Hay que prepararnos para ser gobierno con un programa de cambio y con identidad o correremos la suerte del PRI, de convertirnos en un partido de segunda línea.
(*) Peruano Observador de las elecciones en México
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