Opinión

Las identidades corporativas activistas como camino de humanización y sostenibilidad

Por: Alicia Barco Andrade

Resiliencia para la supervivencia empresarial

En estos tiempos desafiantes en los que vivimos, y la inmensa polarización por la que pasa el planeta, la resiliencia se ha convertido en una tendencia a practicar. Las proyecciones de crecimiento para el 2024 son débiles. El incierto contexto político al que nos enfrentamos, casi de manera global, los enormes esfuerzos que hacen las compañías por satisfacer a empleados y usuarios cada vez más exigentes, la permanente amenaza del cambio climático y la deuda social, por una equidad ansiada, preocupa a las organizaciones.

Si bien los líderes de las organizaciones ya están buscando solución a cada una de estas preocupaciones, es momento de introducir el modelo de sostenibilidad basado en tecnología, innovación y responsabilidad social. Esto implica tener un nuevo propósito para la estrategia corporativa, empresarial y de marketing. Para sobrevivir, las empresas existentes deben innovar respecto a su modelo de estrategias tradicionales. La capacidad de reconstrucción requiere innovación respecto a los valores, procesos y comportamientos como organización frente al cambio climático y a los problemas sociales.

Y es que cualquier empresa que desee seguir perdurando, ya no puede dar la espalda a los cambios climáticos, que va generar más problemas aún, para la ya economía desacelerada que presentamos. Frente a la política que levanta más problemas de corrupción y la crisis institucional, las empresas y los emprendedores, exigen mirar los desafíos como territorios de activismos para adaptarlos con responsabilidad corporativa para atender las necesidades humanas.

Las marcas activistas se convierten en humanas.

Llegó el momento de conectar la visión externa con la visión interna. Lo que se les dice a los accionistas, a los empleados y a los clientes, tiene que ser lo mismo. Y la cultura juega de modo indispensable en el desarrollo del talento para sacar lo mejor de su gente.

Las empresas pueden convertirse en catalizadores para recuperar la confianza como agentes sociales. Este es el camino del activismo de marca humana, que consiste en convertir a los clientes, empleados, proveedores, accionistas y grupos de interés del negocio, en defensores de una causa corporativa de interés público que aporta capital relacional y social a la empresa en forma de datos.

Las compañías tienen que entender que la tecnología sirve para transformar y ayudar al progreso de la humanidad. De la misma manera cómo entender las necesidades del país. Caja Arequipa, por ejemplo, en sus 38 años en el mercado, además de trasformar vidas con la inclusión financiera, la compañía tiene un doble propósito que es obtener utilidades, pero también mitigar la pobreza cerrando cada vez más la brecha digital, a través del empoderamiento hacia los emprendedores, hombres y mujeres, para ayudarlos en la inclusión de la cultura digital.

En definitiva, es entender sus necesidades. Todas las operaciones y procesos de la compañía, junto con los programas de responsabilidad social se encaminan al valor del capital de marca corporativa. Esto es innovación de la mano de la sostenibilidad.

(*) Comunicadora digital, filósofa, periodista colegiada, docente, empresaria, estratega, mujer política del siglo XXI.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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