Opinión

Las deudas y “El Juego del Calamar”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La serie que está de moda, “El Juego del calamar”, tiene mucho de política y su éxito hace recordar a “Parásitos”, que en el 2020 ganó el Oscar a la Mejor Película. Esta nueva producción de Netflix retrata la realidad surcoreana: desigualdad, endeudamiento y afán de lucro. Sin embargo, muchos de estos problemas afectan a personas de todo el mundo. Salvando las distancias, en el Perú miles de personas son llamadas diariamente a sus celulares por entidades para ofrecerles crédito con trámites sencillos y hasta a sola firma o solo con DNI.

En realidad, problemas económicos muy parecidos se dan hasta en países donde el capitalismo es la bandera del desarrollo. Un claro ejemplo es la crisis financiera causada por la denominada “burbuja inmobiliaria” que afectó a Estados Unidos el 2008 y a España entre 1986 y 1992.

En estos casos la crisis es de las empresas privadas, pero las medidas de salvataje o rescate financiero las tiene que aplicar el Estado. Con la Ley de Estabilización Económica de Urgencia de 2008 (llamada también plan de rescate financiero de Estados Unidos) se autorizó al Secretario del Tesoro estadounidense a gastar 700 mil millones de dólares de dinero público para la compra de “activos basura”, especialmente títulos respaldados por hipotecas, a los bancos para salvarlos de la quiebra.

Muchas veces estas crisis son consecuencia de la avaricia de la banca usurera o de empresarios inescrupulosos que, como en el caso de las clínicas, lucraron desmedidamente aprovechando la pandemia al cobrar cifras astronómicas por los servicios médicos. Pacientes y familiares de estos contrajeron deudas impagables por la atención médica, llegando en muchos casos a perder sus casas, carros y otras propiedades para cumplir sus compromisos.

No se pide un Estado que eche mano de la propiedad privada y recorte las libertades del mercado, pero sí que fiscalice y evite las injusticias, que son muchas y se dan en muchos sectores. Aún no salimos de la pandemia y hay miles de familias endeudadas, desesperadas y sin saber qué hacer para salir no de un “juego del calamar” sino de una pesadilla que las ha sumido en la pobreza y hasta la pobreza extrema. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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