Opinión

La tragedia del multiculturalismo

Por: Luciano Revoredo

Los crímenes que a diario conmueven a Europa, cometidos por migrantes islámicos y que la gran prensa calla, las imposiciones absurdas relacionadas con la teoría crítica de la raza en los Estados Unidos, el abandono de las tradiciones, la quema de libros de los grandes clásicos, la imposición de un pensamiento único, la forma absurda en que Occidente deplora y abandona sus tradiciones y cultura, siente toda suerte de complejos y culpa por su tradición y permite la entrada de ideas, costumbres y modelos de sociedad que terminarán por destruir su identidad tienen que ver con la perversa idea del multiculturalismo y las sociedades abiertas.

Si rastreamos los orígenes doctrinarios de esta tragedia podremos llegar al filósofo de origen austriaco Karl Popper. Él fue quien creó el concepto de «sociedad abierta». Un nuevo modelo de sociedad multicultural en la que se diluyen conceptos como Nación, Verdad o Tradición.

En su obra “La sociedad abierta y sus enemigos”, Popper propuso la idea de que una sociedad abierta es aquella que permite cambios y adaptaciones a través de la crítica y la discusión. Por su parte, Henri Bergson usó la noción de sociedad cerrada para referirse a comunidades que están más orientadas hacia la conservación de tradiciones y estructuras establecidas, a menudo resistiendo el cambio y la innovación.

Es importante retrotraerse a estas fuentes para comprender cuándo, en 1987, George Soros publicó su libro “The Alchemy of Finance”, sobre los elementos teóricos que le habían guiado en su trabajo financiero. Según Soros, eran en realidad una puesta en práctica de los principios básicos de la filosofía y metodología de Popper, a quien tuvo como tutor cuando estudiaba economía en la London School of Economics.

Hay que entender entonces que Soros no solo se basa en Popper para sus ideas financieras, sino también en su idea de “sociedades abiertas”. De ahí la idea de la Open Society Foundation, que promueve todo tipo de aberraciones culturales, entre ellas la idea de la multiculturalidad que está asfixiando a Occidente.

Así debemos entender el alarmante crecimiento de la inmigración hacia las naciones occidentales, proveniente en gran medida del mundo islámico. Estos grupos sociales no tienden a la integración, sino a mantener comunidades cerradas. Es decir, “sociedades cerradas” dentro de las “sociedades abiertas” que el progresismo impone. Estas “sociedades cerradas” las más de las veces se convierten en zonas exclusivas donde los ciudadanos naturales del lugar e incluso la policía ya no tienen acceso. Verdaderos guetos en los que los migrantes sectarios imponen sus normas y de los que salen generalmente a delinquir. Estados islámicos en miniatura. Mientras, las leyes bobas de un Occidente puesto de rodillas por el progresismo y la perversidad de personajes como Soros incluso los financia con absurdas leyes sociales. Y calla sus crímenes para no incurrir en xenofobia.

(*) Analista político

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba