Opinión

La revolución de Donald Trump

Por: Hugo Guerra Arteaga

El presidente electo de EE. UU., Donald Trump, está haciendo una serie de anuncios en apariencia desconcertantes: plantea que EE. UU. compre el territorio de Groenlandia, que Canadá se convierta en el estado 51 de la unión y que, entre otras cosas, el Canal de Panamá vuelva a estar bajo soberanía estadounidense.

Sí, se trata de un personaje altisonante, ¿pero todo eso es pura bravata o tiene lógica geopolítica?

Respecto a Groenlandia, en el 2019 el entonces presidente republicano manifestó su interés por comprar el territorio ártico, de aproximadamente 56,000 habitantes, que es autónomo pero vinculado al Commonwealth danés. Cuando la primera ministra Mette Frederiksen ignoró su propuesta, Trump canceló una visita de Estado a Dinamarca, que es país miembro de la OTAN.

Desde el punto de vista geopolítico, la incorporación de Groenlandia -donde ya existe una base aérea norteamericana desde 1951- ya sea vía una “compra” o la adhesión como estado libre asociado, el territorio aumentaría la influencia de Washington en la región ártica, rica en recursos energéticos y de tierras raras utilizadas en la industria de la nanotecnología; además, con el deshielo progresivo del polo norte se abren nuevas rutas de tránsito naval comercial y militar. Por lo mismo Rusia y China también hacen valer su interés con creciente vehemencia, lo que presagia un punto de conflicto adicional entre las superpotencias.

En cuanto al Canal de Panamá, Trump ha recordado que miles de hombres estadounidenses murieron construyéndolo entre 1904 y 1914. Antes de ese año transitar del Atlántico al Pacífico suponía un arriesgado viaje de meses de duración alrededor de Sudamérica. Hoy mismo las embarcaciones modernas tardan unas dos semanas en completar el viaje, mientras que cruzar el canal sólo dura entre ocho y diez horas.

Estados Unidos operó el canal hasta 1977 cuando el presidente Carter acordó entregar gradualmente el control de la zona al Gobierno panameño. Se estipuló entonces que la vía fluvial permanecería neutral y abierta a embarcaciones de todas las naciones, pero que Estados Unidos tendría el derecho de defenderlo de cualquier amenaza.

Desde 1999 el canal ha sido administrado por el Gobierno de la Ciudad de Panamá. Ahora, Trump acusa a “los maravillosos soldados de China” de operarlo ilegalmente, cosa que niega el presidente panameño, José Mulino, quien rechaza las insinuaciones trumpistas de alguna acción militar. Sin embargo, llama la atención la cooperación con Beijing para financiar un nuevo puente sobre el canal.

En relación a Canadá Trump ha “bromeado” diciendo que los canadienses ganarían prosperidad y seguridad si se convrtieran en el estado 51 de la Unión. Pero además ha indicado que impondría aranceles de 25 % a los productos canadienses y mexicanos. Esto se entiende como el anuncio de una nueva era de proteccionismo, pero también el uso de la carga impositiva como moneda de cambio para presionar a sus vecinos a que reduzcan la migración y el ingreso de drogas ilegales al territorio estadounidense. El anuncio causa temor entre quienes alertan sobre las consecuencias que tendría dicha medida. 

Los mexicanos, a su turno, están atolondrados por el pedido de Trump de cambiar el nombre del Golfo de México al de Golfo de América, porque eso parece el inicio de una política de reapertura de las exploraciones y extracciones petroleras en un área limítrofe que ya en el pasado ha causado enfrentamientos políticos y ecológicos.

El nuevo mandatario, que asumirá el cargo el 20 de este mes, está retomando los postulados de la Heritage Foundation y al igual que en tiempos de Ronald Reagan buscará la preeminencia norteameicana dentro de un “lebensraum” (espacio vital) redefinido en la geografía mundial y en la carrera espacial.

Trump es un negociador firme que confrontará desde nuevas bases a Europa, Rusia, China e Irán, por lo que puede aventurarse que este año 2025 comienza una revolución mundial muy compleja.

(*) Analista político.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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