Opinión

La izquierda en Latinoamérica (I)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Ganó Gabriel Boric en Chile. Otro gobierno de izquierda que llega al poder en América Latina. Tenemos a Andrés Manuel López Obrador en México, a Alberto Fernández en Argentina, a Xiomara Castro en Honduras, a Nicolás Maduro en Venezuela, a Luis Arce en Bolivia, a Daniel Ortega en Nicaragua, a Miguel Díaz-Canel en Cuba, a Pedro Castillo en Perú y ahora a Boric en Chile. Unos menos comunistas, más socialistas o más o menos “caviares”, pero todos hipotéticamente abrazan la doctrina del supuesto “bien común”. Unos menos marxistas leninistas y otros más maoístas, pero todos propugnan la supuesta “igualdad social, política y económica”. Repetimos, supuesta, porque del dicho al hecho hay mucho trecho, algo que se ha demostrado en no pocos gobiernos de izquierda que cayeron en la corrupción o solo demostraron mediocridad.

Al margen de la maledicencia y los malos augurios de los que suelen ser blanco los presidentes progresistas cuando ganan unas elecciones y también al asumir el poder, la izquierda latinoamericana tiene la gran oportunidad de demostrar que no todos los regímenes socialistas terminan como el de Maduro o el de Ortega, con evidentes rasgos dictatoriales, de corrupción, de intransigencia y desfachatez.

En el 2022 habrá elecciones en Brasil y Colombia, países donde Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, respectivamente, figuran como favoritos en las encuestas y podrían sumar a dos nuevos presidentes izquierdistas en el continente.

Si más países han virado hacia la izquierda a tal punto que se ha configurado un nuevo mapa político en el continente, no es por un mero golpe de suerte ni porque en tantos países se anoten victoria tras victoria a punta de fraude electoral. Y el llamado Foro de Sao Paulo puede ser un proyecto regional de influencia, pero al parecer no da para tanto. El asunto es que algo está pasando con los gobiernos de centro y de derecha en el continente que la población está decidiendo no seguir respaldándolos y girar el timón hacia la izquierda. Si a los políticos de izquierda los acusan de antidemocráticos, dictatoriales y hasta terroristas, a los de derecha de corruptos y vendepatria, adjetivos que tampoco son ningún mérito.

De izquierda, derecha, centro, centroizquierda o centroderecha, un gobierno debe ser, sobre todo, democrático. Ojalá estos nuevos aires izquierdistas no conduzcan a dictaduras sustentadas en populismo para tapar la corrupción. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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