
El asesinato de dos policías que intentaron frustrar asaltos uno en Pisco y el otro en Juliaca, solo abonan a nuestra tesis de que la inseguridad ciudadana se viene incrementando de manera insostenible y violenta.
Ante esta realidad el insistir en proponer a las Rondas Campesinas como solución a la Inseguridad Ciudadana fue solo el inicio de una serie de errores políticos en el sector Interior que ha significado la vergonzosa salida de siete ministros, cuatro comandantes generales de la PNP y varios viceministros del sector Interior todo ello en un año de la gestión de Pedro Castillo; es decir, el problema creciente de la criminalidad y la delincuencia se trasladó al ámbito político en vez de centrarse en soluciones integrales y articuladas.
El gobierno debe de entender que los profesionales del Orden Público son los policías y a ellos se les debe respaldar desde el más alto nivel del gobierno, de lo contrario las cifras de criminalidad y violencia urbana se seguirán incrementando.
La propuesta inicial del Gobierno de Pedro Castillo Terrones de encargar la Seguridad Ciudadana a las Rondas Campesinas en las ciudades, en mi opinión se trató de un desconocimiento total de la problemática, la falta de una visión holística.
También un error de percepción debido a la realidad intercultural y multicultural del Perú, realidad que es hábilmente utilizada por la izquierda comunista para manipular y utilizar con fines políticos al amplio sector de la de la desinformada población peruana de origen andino (quechua, aimara) o amazónico, mayoritario en las zonas rurales.
En el artículo 166 de la actual Constitución, la Policía tiene por finalidad fundamental, Garantizar, Mantener y Restablecer el Orden Interno, restar atención y ayuda a la comunidad, Garantizar el cumplimiento de las Leyes y la seguridad del patrimonio Público y Privado, Previene, Investiga y Combate a la delincuencia.
Pero afirmar que los ronderos podrían encargarse de la lucha contra la inseguridad ciudadana en las grandes ciudades del país es un error muy común en las relaciones de interculturalidad, es decir en donde participan o interactúan dos culturas diferentes, en este caso: 1. Los ronderos pertenecientes a una cultura rural
2. La seguridad ciudadana en las grandes ciudades perteneciente a una cultura urbana muy diferente a la realidad andina o amazónica.
Este error muy común en las relaciones interculturales es un error de percepción por simple desconocimiento de “la otra cultura”, error que durante los 201 años de vida republicana el Estado Peruano acentuadamente centralista, ha venido cometiendo en sus relaciones con las poblaciones indígenas, nativas u originarias del Perú; y que ha sido motivo de múltiples teorías y estudios sociales, históricos y antropológicos sobre cómo el Estado debe gobernar en las comunidades campesinas, comunidades nativas amazónicas e identidades etnolingüísticas del Perú.
(*) Presidente de APROSEC
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