La situación de polarización por la cual atraviesa el Perú es insólita en este siglo. Como se está viendo hemos sido testigos de sendas marchas que se han dado no solamente en la capital, sino también en diversos lugares del país. Estas marchas que no son exclusivas de Fuerza Popular o de Perú Libre, están involucrando diversos colectivos que lamentablemente ante la ausencia de un liderazgo político claro, están solicitando diversas cosas. En el caso de Fuerza Popular o Perú Libre, como es obvio, que se proclamen a cada candidato respectivo como presidenta o presidente del Perú, y en el caso de los colectivos van desde el apoyo a uno de los mencionados o hasta la solicitud de nuevas elecciones. Es este último punto el que realmente me preocupa.
Para nadie es un secreto que será Keiko Fujimori o Pedro Castillo el eventual ganador de esta segunda vuelta. La situación del país nos permite inferir que continuará en un estado de ingobernabilidad y crisis política permanente. El congreso fragmentado, ahora con mayor número de bancadas que el anterior, no será fuente de estabilidad, pues a la fragmentación que mencionamos se suma la inexperiencia de sus integrantes, todo esto coadyuvará para que el entendimiento entre el legislativo y el ejecutivo se dificulte. ¿Qué debemos hacer entonces?; pues entender que gane quien gane, tendrá que generar grandes consensos estos días, pero sobre la base que estamos viendo hoy en día, que ni Pedro Castillo ni Keiko Fujimori están haciendo dicho esfuerzo por entenderse uno al otro, y por el contrario están exigiendo una posición del Jurado Nacional de Elecciones, pues simplemente esa posibilidad de grandes consensos también se dificulta.
Entonces, ¿es viable la alternativa de nuevas elecciones generales?, considero que sí. Es el momento oportuno para plantearla, creo que aún hay que exigir otro tipo de cosas. En primer lugar, que el Jurado Nacional de Elecciones sea más transparente y en segundo lugar que sea más eficaz. No puede ser que a pocos días de empezar el mes de julio aún no se haya proclamado un presidente y eso ocurre porque el pleno del JNE está dificultando el proceso de resolución de las actas observadas desde el momento que no pide el padrón electoral. Ante la gran cantidad de irregularidades, pues no debe sorprendernos el hecho que cada vez sean más los peruanos que están exigiendo nuevas elecciones, y esto no es un acto de sedición, más bien se está viendo como una solución ante la incapacidad de las fuerzas políticas para llegar a un entendimiento general que acabe de una vez con este drama e incertidumbre que tanto daño nos viene haciendo.
(*) Excongresista
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