Opinión

Juicio de menores como adultos

Por: Rafael Velásquez Soriano

La propuesta de que los menores de 16 años que cometen homicidios oficiando de sicarios sean enjuiciados como adultos ha causado revuelo en el Congreso de la República, donde la propuesta aún continúa estática. Esta propuesta, que el presidente de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, Isaac Mita, no sabe si elevar al pleno del Congreso para que se debata, duerme por el momento el sueño de los justos.

Sin embargo, en torno a esta propuesta han surgido voces de juristas especializados que no están de acuerdo con esta insólita propuesta, ya que va en contra del Código de Menores, que considera estas acciones como infracciones cuando son cometidas por menores de edad, aunque sean delitos propios de personas adultas.

En ese sentido, el suscrito, con el respeto que se merecen los innumerables lectores, menciona que los menores deben seguir el mismo camino, es decir, ir a un centro de prevención para menores y permanecer en ese lugar hasta cumplir los 18 años, para luego ser llevados a juicio que, por ley, les corresponde como adultos y ser sentenciados como corresponde por el delito cometido.

Por lo tanto, nadie tiene la autoridad de modificar el Código Penal, ya sea de menores o adultos, con el afán de castigar a su antojo, como si estuviéramos en un país autoritario. Para mala suerte de aquellos que respiran autoritarismo, vivimos en una nación donde existe democracia y se respetan las leyes, motivo por el cual los inversionistas confían mucho en nuestro Perú y su orden legal.

Es por eso que estamos de acuerdo con la posición de los especialistas, como Mario Amoretti, quien propuso que los menores deben ir a Maranguita y permanecer ahí hasta cumplir la mayoría de edad, los 18 años, para ser conducidos a un juicio justo, como debe ser y ordena la norma legal, y no alterarlo para complacer a otra persona que busca justificar su inacción o inoperancia parlamentaria.

Vivimos en un país donde existe libertad de prensa, de expresión, de pensamiento, y eso se respeta. Para eso existe un importante foro como el Congreso, donde se exponen los pensamientos para su debate con altura y respeto, hasta llegar a un punto conciliador que favorezca al pueblo en su conjunto.

El diálogo es fundamental en una sociedad para avanzar en su desarrollo como comunidad. Puede haber propuestas, una infinidad de ellas, pero nadie puede imponerlas ni ordenarlas unilateralmente. Al Congreso se llega a parlamentar, que es intercambiar ideas sin llegar a los insultos. Por eso, al Congreso de la República también se le llama Parlamento: el lugar donde se va a hablar. El Congreso de la República es considerado el primer poder del Estado. Es uno de los tres principales poderes del Estado.

(*) Abogado y exdecano del Colegio de Contadores Público de Lima.

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