Opinión

Intolerancia antidemocrática

Por: Antero Flores-Araoz

Nuevamente se han producido actos hostiles que demuestran intolerancia antidemocrática, actos con los que tenemos que discrepar. Ellos se han producido en el distrito de Barranco y en la ciudad del Cusco.

El primero fue una protesta callejera, llena de insultos y procacidades frente a la presentación de un libro por quien estuvo encargado de la Presidencia de la República por breves meses, me refiero a Francisco Sagasti. El segundo fue el intento de impedir que el joven abogado Lucas Ghersi siguiera recolectando firmas en oposición a un referéndum relacionado con la pretendida Asamblea Constituyente.

Ambas acciones dan muestra de pérdida del sentido común, de intolerancia, así como falta de urbanidad y buenos modales, pues si bien es cierto, todos tenemos el derecho de opinar, expresarnos y hasta de protestar, ello tiene que hacerse dentro de los parámetros legales, esto es en forma pacífica, sin agresiones y respetando la dignidad de las personas.

Los insultos e improperios lanzados desde grupos humanos, en que es difícil individualizar a los agresores, es muy similar a quienes, desde el anonimato de redes sociales, insultan, denigran y atentan contra el buen nombre, prestigio y honor de las personas.

Las acciones en cuestión no solo son deplorables, además de ilegítimas, sino que, escondiéndose en la turba, se muestran cobardes, y hay que decirlo sin remilgos ni aparente prudencia.

No es la primera vez, aunque ojalá sean las últimas. En los últimos tiempos han sido víctimas de ellas el exfiscal Avelino Guillén, los exparlamentarios Ricardo Burga y Carlos Tubino que, al igual que el ex presidente del Congreso Luis Alva Castro, sufrieron no solo agresión verbal sino también violencia física, como también aconteció tiempo más atrás con la expresidenta del Parlamento Martha Chávez.

Hace un año, el expresidente de la República Manuel Merino y su familia, fueron víctimas de marchas que con insultos y agravios fueron hasta su domicilio, lo que también sucedió con el autor de esta nota y con el periodista Beto Ortiz. Increíblemente, en la concentración más grande de aquellos días se encontraba participando el hoy agredido señor Sagasti.

Penosamente, muchos medios de expresión solo alzan su voz de protesta cuando se agrede de palabra o por hechos, a miembros del gremio periodístico o a sus amigos, pero guardan absoluto silencio, cuando la agresión es a personas que quizás no gozan de su simpatía.  Hay un incalificable doble estándar del que dejamos constancia.

El doble estándar no solo lo observamos en ciertos medios de prensa, sino también en algunas autoridades, como el Ministerio Público, para quien el precepto y principio jurídico de a igual razón igual derecho, parecería que ya no tiene vigencia y que fue sepultado por el correr de los años. Lo hemos visto en el caso de las luctuosas protestas de noviembre del 2020, muy penosas, por cierto, en que se ha investigado sin eficiencia ni claridad, mientras otras manifestaciones, incluso con mayor saldo de fallecidos, no solo no levantó su voz, sino que ni siquiera investigó.

(*) Excongresista de la República

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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