Con ocasión del inicio del nuevo año, esto es el 2025, muchísimas personas hacen premoniciones bastante simplistas respecto a cómo se desenvolverá el año, los peligros que deberán enfrentarse, sea en el mundo o localizados en nuestro país, el desempeño económico y social, el desenlace de los conflictos bélicos internacionales, las posibilidades laborales e incluso los nuevos emprendimientos. Otras personas son prudentes en dar sus pareceres, pues es una temática que requiere de análisis serios y ponderados.
Adicional a los presagios, es ya costumbre expresar los mejores deseos para el nuevo año y así se hace saber a los parientes, amigos y relacionados. Antes, el vehículo de los buenos deseos se manifestaba en tarjetas de saludo navideño y del año por venir. Hoy, por el avance tecnológico, el correo epistolar se encuentra en franco retroceso y los saludos van a través de correos electrónicos individuales o colectivos, redes sociales, WhatsApp y otros mecanismos de la era digital en que nos encontramos. Los deseos de parabienes que se reciben tienen diversidad de contenidos, tanto de palabras como de imágenes, pero todos coinciden en pensamientos positivos para el nuevo año, así los acontecimientos mundiales nos digan otra cosa.
Ya en otro tono, hay deseos para el nuevo año en que las expresiones irradian humor. Uno de dichos mensajes recibidos a través de las redes sociales y sin conocerse al autor dice con relación al 2025: “Que sus problemas duren como un sueldo en Venezuela, que su felicidad dure como un proceso judicial en el Perú, y que sus penas duren como el golpe de Estado de Castillo, son mis sinceros deseos para este 2025, estimados amigos”.
Como vemos, la imaginación de nuestros compatriotas es grande, basada sobre todo en la observación cierta de hechos reales. En efecto, nada puede ser más verídico que en la Venezuela chavista de Maduro las remuneraciones no alcanzan para todo lo requerido o alcanzan para muy poco. También es ciertísima la crítica a las autoridades de nuestra Justicia, en el sentido de que los juicios tienden a ser perpetuos. Por último, que el golpe de Estado de Pedro Castillo, que fue un fiasco por su duración y por no recibir respaldo en la realidad, duró solo un “santiamén”.
Como quiera que los buenos deseos a los que nos hemos referido son expresados con humor, los receptores de ellos los recordamos no solo con simpatía, sino que nos hacen reflexionar sobre realidades que requieren cambios. En efecto, queremos que la era Maduro concluya, que la justicia nacional sea célere y que no haya golpes de Estado, así sean como el de Pedro Castillo, que en realidad fue un golpe que duró solo el tiempo de su declaración ante la prensa televisiva.
Cuando escribía estas líneas, me llegó un mensaje atribuido a Mario Vargas Llosa, que expresa: “A todos los socialistas les deseo: la abundancia de Venezuela, el salario de Cuba, la justicia de China, la libertad de Corea del Norte, la democracia de Nicaragua y la asistencia social de Bolivia”. ¡Ojalá lo entiendan!
(*) Expresidente del Consejo de Ministros.
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