Opinión

Habemus papa

Por: Rafael Velásquez Soriano

Con la elección del papa peruano León XIV, nuestro país ha sido bendecido, porque Dios no se ha olvidado de su pueblo, el Perú, que viene padeciendo los embates de la criminalidad, al punto de violentar los mandamientos de Dios; el quinto, exactamente, que dice: “No matarás”.

La elección de Robert Francis Prevost, León XIV, ha sido una alegría especial para el mundo católico, especialmente para el pueblo peruano. Cuando se conoció que el nuevo papa tenía un documento que lo acreditaba como ciudadano peruano, legalmente reconocido por las leyes de nuestro país, eso se transformó en una bendición divina. De ese modo, el Todopoderoso nos tocó para poner fin a la criminalidad que venía actuando en nuestra nación, causando mucho daño dentro y fuera del país. Las malas noticias de extorsiones masivas han rebotado en las redes sociales, haciendo casi imposible que nos visiten los turistas que habitualmente llegan para conocer nuestra biodiversidad amazónica y deleitarse con la variedad de nuestra gastronomía. Cada región exhibe una cocina diversa y sabrosa, en especial el norte, como Lambayeque, donde se ubica la Diócesis de Chiclayo, a la que llegó Robert Prevost hace 40 años, procedente de Chicago, Estados Unidos, para realizar labor pastoral en el Perú. Desde entonces nunca se fue, y logró obtener su DNI peruano, sintiéndose orgulloso de representarnos en el mundo. A Dios agradecemos, en nombre de su Hijo Jesucristo, el habernos bendecido con el brazo derecho de su primogénito Jesús, quien amó a Pedro, su apóstol líder y fundador de su Iglesia en Roma.

Robert Prevost Martínez, de ascendencia española por parte de madre y francesa por el lado paterno, posee un marcado carácter latino, en línea con su antecesor Francisco. Fue el propio papa Francisco quien lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo.

La alegría general se desató el 8 de mayo del presente año, cuando fue anunciado en latín: Habemus Papam, es decir, “tenemos papa”, tras finalizar el cónclave, momento en que salió el humo blanco desde la Capilla Sixtina. En ese instante, Robert Prevost, como es costumbre entre los pontífices, adoptó el nombre de León XIV, práctica que se realiza desde hace siglos como parte de la tradición.

Robert Prevost, de 69 años de edad, es el papa número 267 de la Iglesia Católica. Los sucesores del apóstol Pedro, patrón de la Iglesia y considerado el primer papa, adoptan un nuevo nombre al asumir el pontificado. Incluso el propio Pedro tuvo un cambio de nombre, ya que fue el mismo Jesucristo quien le puso el nombre de Simón.

(*) Abogado y exdecano del Colegio de Contadores Público de Lima.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ver también
Cerrar
Botón volver arriba