Opinión

Formar y consolidar organizaciones sociales (II)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

En una democracia se accede al poder estatal a través de las organizaciones políticas; es decir, por medio de los partidos políticos. No se puede postular, a título personal, a los cargos estatales de congresista o de presidente de la República.

La razón de ello está en el hecho de asumir que los miembros de los partidos políticos son una muestra de la población general, que se convierten en representantes de esta cuando se ven beneficiados por el voto popular en los sufragios electorales; vale decir, cuando se convierten en congresistas o presidentes de la República, por ejemplo.

Sin embargo, cuando los congresistas y el presidente del país atentan contra este último, al dictar leyes y cambiar a la Constitución Política del Estado de acuerdo a su conveniencia personal o intereses de grupo particular, aprovechando su condición formal de representantes de la población, de representantes del pueblo, en contubernio mayoritario de miembros de la clase política, cuando la población se encuentra desorganizada, los únicos que pueden enfrentar con éxito a la tiranía de los representantes (dictadura parlamentaria incluida) son las organizaciones sociales.

Y, ¿qué son las organizaciones sociales? Pues son grupos y conglomerados de la sociedad que se reúnen periódicamente y trabajan de acuerdo a una misión y una visión que trasciende los intereses privados (particulares) de sus miembros; es decir, persiguen un determinado fin o propósito social, como puede ser mejorar la salud de las personas, velar por una educación de calidad de los jóvenes, buscar que todas las personas adultas mayores tengan acceso a una pensión digna, o incluso propugnar que se instaure en la Constitución Política la figura de la revocatoria, a la mitad del periodo gubernativo, de los cargos de congresista y presidente de la República.

Una organización social, al igual que las empresas privadas, puede tener una estructura pequeña, mediana y grande. Pero ya sea en una u otra composición, el factor común viene a ser precisamente la meta social, el ir más allá de nuestros particulares y privados intereses.

A diferencia de las organizaciones políticas, en donde sus miembros buscan acceder a un cargo estatal remunerado, los integrantes de las organizaciones sociales no persiguen una remuneración del Estado, sino servir desinteresadamente para una noble causa, en el marco del bien común.

En ese sentido, para ser un buen político se necesita haber estado antes en una organización social. No hay otro camino auténtico en realidad.

(*) Analista político.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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