Opinión

Falsedades en contra de Ramón Castilla

Por: Victor A. Garcia Belaunde

Desde hace un tiempo hemos comenzado a ser mal informados a través de las redes sociales por supuestas historias que no las han contado en el colegio y que tampoco las ha escrito Basadre. Dando a entender que se ocultan hechos con algún fin subalterno para que nuestros jóvenes no conozcan una supuesta realidad. Y efectivamente no se ha enseñado estos supuestos en el colegio y menos las ha podido escribir Basadre por carecer de veracidad.

Ejemplos de estos falsos son el de atribuir a Sáenz Peña como autor de la frase “¡Viva el Perú Carajo!”; que Ricardo Palma ayudaba a embalar libros de nuestra Biblioteca Nacional para ser llevados a Chile como botín de guerra; que Simón Bolívar dio un decreto sancionando pena de muerte al funcionario público corrupto o inventar que Fernando Belaunde tuvo políticas genocidas para construir caminos.

Se difunde otro falso usando la figura del Gran Mariscal Ramón Castilla a quien le adjudican el primer censo del Perú cuando en realidad el primero se hizo con Andrés de Santa Cruz en 1836 y que tuvo como política de estado por un siglo (sic) construir escuelas llegando a edificar 1,117. De ser cierto esto, no se hubiese podido hacer la guerra contra el Ecuador y menos ordenar el presupuesto del Estado. ¿Cómo un gobernante podía imponerse en el tiempo e implantar por un siglo su voluntad de hacer escuelas ante la escasa población del país a mediados del siglo XIX?

También se le atribuye falsamente crear la escuela naval, cuando esta se creó en 1823 con el nombre de Escuela Central de Marina y la Academia Militar se fundó en tiempos de Riva Agüero; que en su gobierno hubo telégrafo con los países vecinos, cuando en realidad este servicio de comunicaciones solo estaba emplazado en algunas de las ciudades de la costa del Pacífico en tiempos de Castilla.

Se pretende hacernos creer que el Código Civil fue obra del gran mariscal, cuando este fue promulgado y puesto en vigencia durante el gobierno de Echenique; y a esto se agrega otra mentira afirmándose que se creó el Banco de la República, institución que no existió; agregando que abolió la pena de muerte, cuando se sabe que las constituciones de 1856 y 1860 la contemplaban; y atribuyendo a un capellán que dirigió palabras a su muerte, cuando al revisar el diario El Peruano de 15/4/1868 al trasladarse los restos de Castilla a Lima, quien ofreció la oración fúnebre fue el obispo de Huánuco Manuel T. del Valle.

Se llega a afirmar que Castilla no tenía casa propia y vivía con su hijo Juan. Cuando se sabe que tuvo hasta tres propiedades: una en Tarapacá donde nació, otra en Iquique y la que hoy existe mal restaurada en la esquina de Cusco con Carabaya. Todo esto para que se crea que el Perú abandonó a uno de sus más importantes presidentes, sin tener en cuenta que el mobiliario de la presidencia del Congreso pertenecieron a Castilla y fueron donados.

Debe haber alguien sonriéndose por allí que sigue la huella dejada por el falsificador Luis Humberto Delgado Coloma que viendo la difusión de su fraudulenta historia se llena de regocijo en inculcar a la gente mentiras que el tiempo las convertirá en historia.

El mejor homenaje a Castilla es el recuerdo de su legado establecido en su obra y los documentos que han quedado para plasmarla, los cuentos o novelas solo distorsionan la realidad y perturban los estudios. Si se pretende seguir rescatando la memoria del gran Mariscal Ramón Castilla, el gobierno peruano aprovechando de las excelentes relaciones con Chile debe adquirir la casa donde nació nuestro expresidente en Tarapacá y salvarla del olvido en que hoy se encuentra, constituyendo un centro cultural en homenaje a su recuerdo.

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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