El Gobierno Central que es el garante de la seguridad no está actuando de manera articulada e integral; no responde adecuadamente en la formulación y ejecución de planes y estrategias, para así sentar bases y de manera gradual comenzar a reducir, número y frecuencia delictiva.
Se debe tener en cuenta un adecuado marco normativo, pero a favor de la seguridad pública y de los ciudadanos y no como es ahora a favor de la delincuencia. Se debe trabajar para la realidad delictiva que hoy vivimos, ya es hora que el gobierno modernice y repotenciar a la Policía, que hoy cuenta con un buen comando policial operativo. Esto lo ha demostrado el general Oscar Arriola a la cabeza de varias unidades operativas, desde que se abatió al delincuente venezolano alias “el maldito Cris”.
Es hora de construir cárceles seguras y que no estén hacinadas y que se imponga una disciplina sobre los internos, en ese sentido coincido con el ex juez superior Marcos Ibaceta Marino, cuando propone la creación de una ciudadela carcelaria en Challapalca, para que allí estén los delincuentes más peligrosos y avezados.
Todos los días los diversos medios de comunicación dan cuenta de una serie de delitos agravados, sicariato, extorsiones, secuestros, balaceras. Lo grave es que la población de alguna manera está normalizando el accionar delictivo, no olvidemos que con el terrorismo ocurrió lo mismo: la población convivía con ese flagelo.
La delincuencia está alterando la calidad de vida de toda la sociedad. Es una delincuencia sin escrúpulos, violenta que usa armas de fuego, disparando a mal herir o matar así eliminando cualquier resistencia de la víctima, en los últimos años cuantos padres de familia han enterrado a sus jóvenes hijos por defender su celular, laptop o cualquier bien, cuantos han quedado mal heridos o muertos o con sus propiedades dañadas, al no querer aceptar pagos extorsivos.
Finalmente, en este gobierno de Dina Boluarte, no se han sentado las bases adecuadas para empezar a reducir el número y frecuencia delictiva, todo queda en una expresión política, pero sin ningún resultado tangible.
(*) Presidente de Aprosec
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