Opinión

Expropiaciones y nacionalizaciones

Por: Jorge del Castillo Gálvez

El impresentable Guido Bellido pretende sostenerse en el poder jugando a la tremenda irresponsabilidad de agudizar las contradicciones, con la finalidad de convertirse en el “héroe” de la izquierda marxista con un doble objetivo: si lo relevan, será el abanderado de la izquierda marxista y Pedro Castillo sería el nuevo Ollanta con hoja de ruta incluida. Pero si se queda, le está marcando la ruta al Gobierno logrando sus objetivos de impulsar una inviable política anti-inversión con la finalidad de que el Estado sea propietario de los medios de producción; o sea, estatismo puro.

En este afán, no repara en hacer cualquier cosa para alcanzar notoriedad y él, junto al ministro de Energía y Minas va a entregar una carta a la empresa Pluspetrol cabeza del consorcio Camisea, como si no hubiera mensajeros o medios electrónicos de comunicación. ¡Puro show! Pero esta es una irresponsabilidad que le cuesta millones al Perú.

Para empezar, el dólar alcanzó su tipo de cambio más alto tras su amenaza a Camisea; no obstante, los esfuerzos del régimen por impedirlo al convocar a Palacio a Julio Velarde lanzando una aparente señal positiva para tranquilizar al mercado, la que no surtió efecto pues hace dos meses vienen meciendo a Velarde creando un nivel de incertidumbre que, de no existir, no hubiera alterado el cambio, como lo dijo el mismo Presidente del BCR.

Estos últimos actos echan por tierra las propuestas de Pedro Castillo en Naciones Unidas, “no vamos a expropiar” “recibiremos a la inversión extranjera” y su propio twit de que puede renegociar dentro de la ley. Ya no solo son los contratos de Camisea, sino el ambiente de desconfianza que se ahonda considerablemente y que afectará indudablemente el clima de inversiones y, por tanto, la reactivación económica del país.

Si bien Bellido es el responsable de los estropicios con el aval de Cerrón, el responsable final es el propio presidente Castillo que no toma decisiones ni para bien ni para mal.

Los extremistas le han expropiado la voluntad al presidente, hay una camarilla detrás del poder y está manejando las cosas, ante la falta de cohesión de la oposición democrática que está demostrando inconsistencia en temas de fondo, pero esa es otra situación que analizaremos por separado.

Aquí no queda más que seguir confrontando en calles y plazas, en el escenario congresal y en la prensa libre que se ha puesto en peligro por la tradición totalitarista del comunismo; de esa prensa los demócratas esperamos más apoyo y no solo cuando están en peligro sus intereses.

(*) Excongresista de la República

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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