Opinión

Estamos en vísperas de un gran cambio

Por: Hugo Guerra Arteaga

Desde el primer día advertí que un gobierno comunista llevaría al Perú al caos, no solo por incapacidad en la gestión el Estado, sino por intención deliberada.

Los marxistas necesitan destruir la economía, el sector privado y todo aquello que funcione medianamente bien para luego imponer la supuesta “necesidad” de una refundación de la república. Por eso plantean una nueva Constitución.

Pedro Castillo está cumpliendo su plan destructivo con excelencia y rapidez. Institucionalmente ha destruido ya la estabilidad con cuatro gabinetes ministeriales consecutivos. Cada equipo es peor que el otro, pues como dice la agudeza popular, hoy para ser ministro no se necesita un curriculum vitae, sino un prontuario delincuencial. Además, es terrible lo que ocurre con los niveles inferiores de la administración: desde viceministros hacia abajo, todos los puestos están siendo copados por incompetentes, malandrines o, simplemente pariente y coterráneos del jefe de estado.

En el plano ético se han roto todas las barreras imaginables. Día tras día la corrupción pública aumenta. Los casos de cohecho, tráfico de influencias, licitaciones direccionadas y contratos truchos alcanzan directamente al profesor y a su entorno parental, de asesores y de funcionarios vendidos; incluyendo, a congresistas miserables como los denunciados “niños” de Acción Popular.

En la dimensión internacional, aparte de estar pendiente la la acusación por traición a la patria debida al interés de ceder mar para Bolivia, este gobierno se ha allanado miserablemente a recortar la soberanía nacional. Así, ha aceptado sin mínima objeción la disposición enervante de la Corte IDH en el caso del indulto al ex presidente Fujimori.

Respecto a la economía el desastre es total. El Perú ha dejado de ser atractivo para las inversiones extranjeras; la minería está colapsando; el transporte de carga y pasajeros está en crisis terminal; el agro ha entrado en una fase delicadísima; y las familias peruanas están regresando a los niveles hiper críticos de la década de 1980. Como toda respuesta el gobierno ha dispuesto medidas antitécnicas que apuntan a más subsidios y gastos irracionales, sin que se haga el menor esfuerzo para reducir el derroche público y reformar al estado.

En cuanto a las libertades fundamentales Castillo ha rebasado los límites constitucionales llegando al extremo de encerrar a toda la población el 5 de abril; y ahora se aboca a perseguir a la oposición mediante mecanismos de censura contra la prensa, como en los casos de Beto Orti-, Rossana Cueva, Phillip Butters y Claudia Toro. Además está utili-ando técnicas electrónicas sofisticadas, probablemente aportadas por el G2 cubano, para atacar a la emblemática Willax TV.

En lo tocante a los cambios institucionales, los esbirros del régimen siguen bloqueando el recambio en el Tribunal Constitucional. Un ejemplo claro es el maltrato y pretendida descalificación de la postulante María del Pilar Tello, una distinguida jurista a quien se han atrevido a poner cero en cuanto a honorabilidad solo porque no comparte las tesis marxistas.

Así estamos entrando a una situación volátil. Ya hay estallidos de protesta y manifestaciones populares, pero en cualquier momento es posible que se forme una revuelta nacional indetenible, porque existe la convicción de que solo la salida de Pedro Castillo devolverá la paz social y la racionalidad a un régimen democrático nuevo. Las próximas semanas viviremos mucha tensión y seguramente más represión, pero estamos en vísperas de un gran cambio.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba