En momentos difíciles como este, en esta coyuntura política complicada y con el peligro al acecho, urge demostrar amor por el Perú, ese sentimiento de identidad que nos hace querer a la tierra que nos vio nacer. Ese sentimiento que demostró la selección argentina, que jugó con alma en la piel y el corazón en la mano, para campeonar en Catar. Ese sentimiento que no tuvo la selección de Francia porque la mayoría de sus jugadores son de origen africano y, por lo tanto, pareciera que carecen de ese cordón umbilical que conecta eternamente a las personas con la patria y su historia. Los peruanos no somos apátridas ni antipatriotas. Los pequeños grupos de vándalos digitados no representan a las grandes mayorías.
Para entender lo que está ocurriendo actualmente y tomar una posición hay que pensar un poco. La indignación es un resorte que suele impulsar a la masa a rebelarse, pero en ese estado no necesariamente se toman las decisiones adecuadas, que nos convengan a todos los peruanos. Y en ese trance se puede caer en el juego de los grupos políticos que solo esperan situaciones como la actual para arriar agua para sus molinos y sacar provecho para sus intereses.
Lo más salomónico era que la presidenta Dina Boluarte gobierne hasta que se cumpla el mandato, en julio del 2026, para que su régimen trate de conciliar posiciones, por el bien del país, entre la izquierda radical y la extrema derecha en el Congreso. Sin embargo, a decir por las protestas, esa opción ya quedó descartada. El orden de las demandas es importante, la primera es el cierre del Congreso, lo que implica el adelanto de las elecciones. La segunda, la renuncia de la actual presidenta. Y hay un pequeño grupo, cada vez más débil, que quiere la libertad de Castillo.
Ahora bien, ya la propia Dina Boluarte ha admitido que es necesario el adelanto de elecciones. Entonces, hay dos opciones: realizar las elecciones en abril del 2023 o en abril del 2024. ¿Qué elegimos? Y si renuncia la presidenta, ¿estarían de acuerdo sus detractores en que, en su reemplazo, ocupe Palacio de Gobierno el presidente del Congreso, José Williams Zapata, pues así lo manda la ley, hasta julio del 2023 o julio del 2024? Una pregunta clave que se tiene que hacer en las mesas de diálogo que, por cierto, fue una alternativa que se planteó desde esta tribuna de La Noticia. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
