Opinión

En resguardo de la democracia

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La democracia, el respeto a la institucionalidad, a las libertades y a la voluntad popular, está por encima de todo. Cuando asumió la defensa legal del expresidente Pedro Pablo Kuczynski en el Congreso, en diciembre del 2017, el abogado Alberto Borea dio una clase de derecho e hizo tendencia en las redes sociales el nombre de Montesquieu al citar un pasaje del ensayo  ‘El espíritu de las leyes’. “Todo estaría perdido si el mismo hombre, y el mismo cuerpo de principales, o de nobles o de pueblo, ejerciese estos tres poderes”, expresó Borea para advertir la posibilidad de que el entonces presidente del Parlamento, el fujimorista Luis Galarreta, asuma la presidencia del Perú, al tener su bancada mayoría en el Pleno.

Y es verdad, Montesquieu, uno de los filósofos liberales y ensayistas más ilustrados de la historia, se preocupó mucho por la concentración de poderes y los atisbos totalitarios que siempre acechan a las democracias. Se le atribuye una frase que resume contundentemente este criterio: “La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo”.

Culminado el conteo de la ONPE al 100%, habrá una disputa legal por las actas impugnadas por uno y otro partido. Nos corresponde estar atentos a que todo este procedimiento se realice con transparencia y dentro de los marcos de la ley, para que al final quien resulte proclamado sea, efectivamente, quien los peruanos elegimos, en las urnas, por mayoría. Corren también ciertos rumores de golpe de Estado -ya desmentidos por el Ministerio de Defensa-, un recurso vedado que no hace sino infundir el caos, la zozobra y el desconcierto, por lo que debemos rechazarlo rotundamente.

Así, sea cual fuere el ganador de estas elecciones con resultados tan apretados, todos los peruanos, las autoridades, los medios de comunicación, los gremios empresariales y laborales, entre otras tantas instituciones y fuerzas vivas, debemos estar alertas para que se respeten las leyes, los derechos constitucionales, la renovación de autoridades, la libertad de expresión, de prensa y todo cuanto concierne a un Estado de derecho que, en una sociedad democrática como la que nos rige, debe permanecer incólume y libre de amenazas. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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