El mercado de pases ha comenzado en la Liga Nacional Superior de Voleibol (LNSV) sin muchas novedades, con la ventaja de los clubes con mayor poder adquisitivo que como todos los años sorprenden con grandes contrataciones, acumulando a jugadoras nacionales top y convocando a extranjeras de cierto nivel deportivo.
Y decimos cierto nivel porque desde hace algunos años nuestra liga se ha visto invadida de jugadoras muy medianas, que poco han aportado al interés del espectáculo. Recordemos las temporadas entre el 2012 al 2016, los años en que buenas deportistas extranjeras llegaron al país. Prácticamente la mayoría de las seleccionadas dominicanas pasaron por el Perú, sin olvidar a brasileñas y americanas que aportaron con su nivel competitivo a darle categoría a nuestro torneo local.
Y es que el aporte de las jugadoras foráneas no sólo contribuye a un mejor espectáculo, sino también a motivar a las atletas nacionales a elevar su performance en cada partido.
Es un sano intercambio de técnicas y un ejercicio de conocimientos entre realidades totalmente distintas a las nuestras.
Traer a una jugadora extranjera no es una tarea fácil para la mayoría de clubes. No sólo hay que pagarles su sueldo mensual (en dólares), sino también el pago de los boletos de avión, una casa donde quedarse toda la temporada, alimentación, transporte, pago a la federación de origen, derecho de transferencia a la FIVB y, finalmente, pago al manager que maneja los pases de esas jugadoras.
Todo ello es un paquete que cuesta demasiado a los clubes, teniendo en cuenta que la mayoría de éstos carece de la espalda financiera que permita contratarlas sin contratiempos.
Allí es donde la empresa privada juega un papel fundamental en esta historia. Sin su aporte sería prácticamente imposible contratar a una de estas deportistas por lo oneroso de sus pases.
Todo esto no lo sabe el aficionado. Critica que el nivel de la Liga desciende al venir “paquetes” del exterior sin mayores pergaminos que el que nos pueda vender su representante a través de videos de sus mejores jugadas.
Como lo dijimos hace algún tiempo, el voleibol no maneja los presupuestos del fútbol. Sus cifras son más bien franciscanas al lado las astronómicas economías de los clubes de fútbol. Pese a ello, la falta de dinero juega en contra de la buena voluntad de los clubes de voleibol por presentar un mejor equipo digno de un país donde el deporte de la net alta es prácticamente una tradición.
Por lo pronto, clubes como Alianza Lima, Universidad San Martin, Regatas Lima y otros, han anunciado sendas contrataciones. Los clubes pequeños aún no lo hacen. Esperemos que este año las brechas económicas se cierren en algo, pues sino seremos nuevamente testigos de la disputa del campeonato de los equipos de siempre. Aquellos que tienen más dinero y monopolizan el mercado de pases por el poder del Señor Dinero.
(*) Periodista deportivo
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