En la actualidad, los educadores de diversas naciones hegemónicas son los principales colaboradores y responsables del progreso, puesto que educan y estimulan la mente de los niños. No obstante, en varios países latinoamericanos, como el Perú, el profesorado es un pilar ignorado.
En nuestra era del pensamiento, según el distinguido pedagogo estadounidense Robert Swartz, resulta inconcebible que los líderes del Perú, aún no comprenden el poder del conocimiento cultivado en las escuelas. Por el contrario, el sistema educativo ha convertido a los docentes en “papelucheros” de informes por cada acción que realizan, limitando de esta forma su labor pedagógica.
La prestigiosa pedagoga Inger Enkvist sostiene que los educadores son fundamentales para el desarrollo de una sociedad. Así lo hace Singapur, que ha prosperado gracias a la educación. Este pequeño país ha logrado atraer a los docentes más sobresalientes, ofreciendo remuneraciones atractivas, pues saben que el bienestar financiero de los educadores es una inversión segura en la calidad educativa.
Asegurar el progreso profesional de los docentes, al igual que en Finlandia, como el perfeccionamiento continuo, permiten a los educadores mantenerse al día con las últimas metodologías educativas. Esta estrategia garantiza la constante comunicación de prácticas pedagógicas en el desarrollo de los aprendizajes que no se da en nuestro país, debido a una meritocracia de papeles burocráticos.
Otra de las claves es fomentar la autonomía y el respeto al educador, como en Estonia. Esta autonomía se traduce en la libertad de que ellos puedan adaptar sus herramientas pedagógicas a las necesidades de los estudiantes, dado que la enseñanza protocolar, tal como la peruana, nos ha llevado a la pobreza de conocimiento, donde la mayoría de los estudiantes, son incapaces de solucionar los exámenes de admisión de las universidades.
Además, el sistema educativo peruano, liderado por funcionarios con doctorados y alta meritocracia, han olvidado promover la cooperación internacional, como hacen los asiáticos. Estos países han impulsado la colaboración a nivel internacional entre docentes, compartiendo experiencias y conocimientos con el fin de mejorar la educación.
Asimismo, es fundamental invertir en la tecnología educativa que facilite la educación virtual, al igual que China. El gigante asiático ha demostrado que la inversión en infraestructura tecnológica en las escuelas, genera más conocimientos que contribuyen al ámbito científico y, en esencia, es el responsable de su asombroso progreso y liderazgo mundial.
Para recapitular, es esencial valorar al docente y elevarlo a la categoría de aliado y pilar de progreso. Para lograr, miremos a la educación de los países donde los docentes gozan de una elevada consideración y son ellos quienes inspiran a los estudiantes a construir una sociedad desarrollada.
(*) Escritor, columnista, profesor universitario y creador del ABDICV
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