Opinión

Castillo acorralado por el “pueblo”

Por: Luciano Revoredo

Pedro Castillo está acorralado. Su discurso de odio y su insidia para poner a unos peruanos en contra de otros ya no funcionan. Su victimización de profesor rural, campesino y cholito, acosado por una pituquería empresarial, blanca y limeña tampoco. Decir que marchan los ricos contra un gobierno del pueblo, se lo podía creer una masa ignorante cuando las marchas solo eran en Lima. Pero ya no más. Ahora las calles están tomadas por multitudes indignadas en todo el Perú. Junín es en este momento el epicentro, pero Moquegua, Puno y aquellos lugares donde supuestamente obtuvo mayores votaciones se están convirtiendo en los bastiones del rechazo a su pésima política.

Lo que el Congreso no puede hacer lo hará el pueblo. Ese pueblo al que el propio Castillo tanto invoca en cada oportunidad que puede. Está visto que el Congreso está maniatado. Los corruptos vendidos por obras o beneficios de otro tipo y los cómplices de la banda criminal que ha tomado el poder son suficientes para impedir que un voto por la vacancia alcance los mínimos necesarios constitucionalmente. Sin embargo, el gobierno es insostenible y más pronto que tarde, va a caer.

La corrupción es tan evidente que el secretario y los sobrinos más cercanos del que ocupa la presidencia están prófugos de la justicia. El desgobierno es tan grande que a solo ocho meses de gestión el país está en ruinas y paralizado por las protestas.

Son esas protestas populares las que lo van a tumbar. El hambre no perdona. Los precios suben a diario, la canasta básica familiar se convierte en inalcanzable para muchos y el impresentable primer ministro en un gesto insensible e indolente dice que si el pollo está caro coman pescado. El cinismo de estos mequetrefes metidos a políticos no tiene límites. Por su parte Castillo no reacciona. Pareciera vivir en una realidad paralela. Mientras el país se descalabra asiste a inaugurar campeonatos de futsal.

Las redes sociales arden y la protesta se ha de propagar por todo el país. Ya en Huancayo han muerto tres inocentes. Sin embargo, para la izquierda eso no importa. Esos muertos no valen nada. No son héroes como los prontuariados Inti y Bryan. Esa es la doble moral de la izquierda.

Esa es la realidad de un gobierno que ha fracasado antes de empezar a gobernar. Un gobierno lumpenesco y saqueador. Pedro Castillo, lo decíamos al inicio de estas líneas, está acorralado. Son los gremios y los dirigentes populares a los que dice representar los que lo han jaqueado. Entonces en un acto de proyección de su propia personalidad los acusa de estar pagados, de ser corruptos y vendidos, es cuando revela su verdadera faz y comprendemos cuál es su visión de las labores sindicales, conoce bien la transa y la aceitada. Recordemos que cuando encabezó aquella prolongada huelga magisterial trascendió que era financiado por el MOVADEF.

(*) Analista político

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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