Tal como dice el título, el Perú no puede parar. Intentaré transmitir en esta humilde columna el sentir de la gran mayoría de peruanos respecto al paro nacional que promovieron dirigentes de transportistas de Lima, debido a la ola de atentados en contra de los choferes de las empresas públicas que prestan servicio a la comunidad en general.
Se puede decir que los transportistas tienen justificación en este aspecto, pues su protesta es un llamado que hacen por más seguridad ciudadana y la detención de los extorsionadores a las empresas de transporte, así como la captura de los sicarios que han asesinado a choferes que se encontraban trabajando.
Pero, por otro lado, no estoy de acuerdo con el oportunismo de elementos que quieren hacer daño al país, haciéndolo quebrar y estar como Venezuela. Estos sujetos que se hacen llamar políticos se infiltran en las marchas, como el caso de un congresista que se hizo presente en Arequipa para enturbiar las aguas que se encontraban tranquilas. Me refiero a los agricultores de Islay, donde se encuentra el proyecto Tía María, para promover una marcha en contra del referido proyecto con el pretexto de que el proyecto minero afecta y contamina sus tierras de cultivo.
La pregunta que me hago es: ¿a qué oscuros intereses obedece este padre de la patria, que recibe un sueldo de todos nosotros los peruanos para que trabaje como funcionario en nuestra representación y, faltando a la ética profesional, fue al sur del país a buscar generar disturbios? Gracias a Dios que no prosperó su intención. La Fiscalía debe intervenir y aplicar la ley contra el terrorismo, que se aplicó a los terroristas de Sendero Luminoso, que hicieron daño al Estado peruano.
Asimismo, deben ser sancionados los peruanos que le dan la espalda al país que los vio nacer y que, por defender el color de una camiseta política, intentan crear el caos para que se repita lo sucedido el primer año en que la presidenta Dina Boluarte asumió la presidencia, en reemplazo de Pedro Castillo, preso por intentar dar un golpe de Estado.
Por otro lado, a los dirigentes de los transportistas les asigna el derecho y respalda la Constitución Política del Perú a la protesta, pero pacífica.
Algunos políticos infiltrados de diferentes tiendas políticas, como el partido de Antauro Humala, así como otros nuevos que han recibido la luz verde del JNE para participar en las próximas elecciones, han estado en este paro en Lima. Un dirigente en específico pertenece al partido de Vizcarra, quien será juzgado en los próximos días por corrupción e irregularidades durante su gobierno y cuando fue gobernador de la región de Moquegua, causando pérdidas millonarias al Estado, motivo de su juicio.
Los peruanos debemos entender y rechazar a todo aquel que busca hacer daño a nuestro país. No podemos ser títeres de nadie, tal como fue en tiempos pasados. Nuestro país tiene que seguir produciendo y recuperar nuestra reactivación económica. Con paros políticos será difícil que lo logremos. Antes de finalizar esta columna, quiero hacerles una invocación a que confiemos en nuestra Policía Nacional, que va a capturar a esos delincuentes que vienen extorsionando a transportistas y comerciantes, además de empresarios.
(*) Abogado y exdecano del Colegio de Contadores de Lima.
* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados