Opinión

El periodismo y la democracia

Por: Martín Valdivia Rodríguez

En los años 90, cuando gobernaba Alberto Fujimori, los periodistas palaciegos tenían su sala de redacción, que quedaba pasando la puerta del ala derecha de Palacio de Gobierno. Había computadoras, impresoras, teléfonos, bocaditos, vales para almuerzo y, por Navidad, tickets para el sorteo de canastas y artefactos. Pero esos “privilegios” tenían su precio, pues la línea editorial de los medios, con honrosas excepciones, era comprada por el gobierno en la salita del SIN. En el actual régimen, al menos por ahora, parece ocurrir lo contrario. Sin embargo, el asunto se ha ido al otro extremo, a un trato casi hostil a los periodistas, lo cual tampoco es saludable para la democracia y la imagen del gobierno.

El respeto de un gobierno a la prensa es una de las principales prácticas de un sistema democrático. No se debe llegar a una relación condescendiente y confianzuda de la autoridad con los medios, pero tampoco debe haber un trato despectivo. No es buena señal que el actual régimen haya puesto una infranqueable y fría pared entre los medios de comunicación y la agenda de Palacio de Gobierno.

Esperamos que no se llegue a los extremos de la animadversión con la prensa. Hubo medios que se excedieron en la campaña, es cierto, pero no puede haber ninguna democracia donde se prescinda de la prensa. Nadie pide gollerías o que haya periodistas “geishas” de Palacio, como en los tiempos de Fujimori, cuando la mayor parte de los medios se derretían en elogios o mantenían un silencio cómplice, según las circunstancias. Solo se pide que se brinden las facilidades y condiciones básicas para realizar un trabajo que es fundamental para la imagen de un gobierno que se precie de transparente y participativo.

Los periodistas debemos tener la libertad de supervisar, investigar y criticar las políticas y acciones de la administración pública. Y también comunicar las cosas positivas que pudieran realizar las autoridades. Los medios independientes son una señal que se debe seguir cuando no se tiene nada que esconder, pero sí mucho por mejorar. Sin duda, este es el vínculo concreto entre el funcionamiento de los medios de comunicación y el buen gobierno: los medios permiten a la población realizar evaluaciones y controles continuos de las actividades del gobierno, de tal manera que se gesta un foro de debate para contribuir a dar voz a las preocupaciones públicas. El pueblo tiene el derecho a estar informado. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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