Opinión

Tierra fértil para la delincuencia

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Aquí dos razones por las que la inseguridad ciudadana sigue creciendo imparable en el Perú, al ritmo de falsas promesas, estrategias ineficientes y buenas intenciones que, transcurrido el tiempo, no hacen más que confirmar que la incapacidad continúa prevaleciendo. Lamentablemente, siguen existiendo policías deshonestos, malvados, aves de rapiña que delinquen individualmente o integran feroces bandas criminales. Y, por otro lado, lo bueno que pueden hacer los efectivos eficientes es echado a perder por malas autoridades fiscales y judiciales, que tratan con guantes de seda a hampones capturados en operativos policiales.

Aquí dos situaciones que confirman nuestra observación. Se trata de los ascensos ilegales realizados en el gobierno de Pedro Castillo y la captura de tres policías acusados de secuestrar y extorsionar a una pareja en Barranca. Por otro lado, efectivos policiales capturaron a uno de los cómplices del delincuente venezolano conocido como “Maldito Cris” —tristemente célebre por haber asesinado a un sereno en Surco— y a 17 integrantes de la temible banda “El tren de Aragua”, pero una jueza les dio libertad a todos estos facinerosos.

Es decir, por un lado, los malos policías siguen haciendo de las suyas, mientras que, por el otro, autoridades fiscales o judiciales, sea por incapacidad o también por corrupción —se han dado muchos casos— dejan en libertad a los delincuentes que los buenos efectivos, que sí los hay, capturaron en cumplimiento cabal de su deber y muchas veces arriesgando la vida.

Como en todas las profesiones, hay policías buenos y malos, eficientes e incapaces, deshonestos, corruptos. Sin embargo, a diferencia de otras carreras, la Policía Nacional es la institución donde el margen de error en la calificación de su personal debe ser mínimo. El filtro falla desde hace mucho tiempo y, por lo visto, todo sigue igual.

Es hora, por lo tanto, de entender que otra de las causas del incremento de la delincuencia es la existencia de personas cuya función es velar por el orden y seguridad ciudadana —léase policías—, pero que realidad forman parte del mundo del hampa. Y, además, que el buen trabajo, eficiente y honesto, que pueden hacer los buenos policías, muchas veces es malogrado por increíbles decisiones fiscales o judiciales.

Para dejar atrás la mala racha en la lucha contra la delincuencia, por lo tanto, es necesario poner sobre el tapete la falta de policías en las calles, de recursos logísticos y estrategias eficaces, pero también la existencia de manzanas podridas dentro de la Policía y las decisiones absurdas de ciertos fiscales y jueces. Ojalá que todo esto un día cambie. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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