Opinión

El fracaso de las redes sociales y las encuestas

EDITORIAL

Preferencias políticas al margen, a la luz de los resultados de las elecciones del 11 de abril último, los especialistas en recursos tecnológicos, los profesionales del marketing, los expertos en encuestas, los communitty manager y todos los teóricos de la investigación de mercados, deben estar poniendo las barbas en remojo. Un candidato que no aparecía en los sondeos ni en las redes sociales, cuyo protagonismo en el mundo virtual no daba ni para hacerle un meme, obtuvo el primer lugar para sorpresa de todos. Perdió en la ‘guerra’ de los likes, pero ganó en la de votos, que al final es la que cuenta.

Una gran lección para los asesores de campañas electorales, para los marketeros políticos y para los famosos consultores, que, con sus aparatosas estrategias plasmadas en diagramas de Venn, infografías en 3D o cuadritos bien tabulados en Excel, tratan de impresionar a candidatos, presidentes, alcaldes, ministros. El big data y la técnica cuantitativa no funcionaron porque en cuestiones sociales los fríos números no siempre funcionan.

Las redes sociales de ningún modo pueden ser utilizadas como si fueran un termómetro para auscultar la realidad de un país como el Perú, diverso y disperso, con poblaciones urbanas que en su mayoría tienen sus raíces en las provincias del interior del país. De ninguna manera se puede observar y ponderar con eficacia lo que ocurre y qué piensa la gente en los más remotos pueblitos del país desde una cómoda oficina de San Isidro, mirando una pantalla LCD o Amoled.

Las encuestadoras perdieron el partido por la misma razón. Desde la sede central en un distrito residencial de Lima se ordenó el despliegue del personal de campo en parte de la capital y algunas ciudades del interior del país, sin considerar los bolsones de voto que hay en las zonas rurales, en las comunidades campesinas de la costa y sierra, en los centros poblados y aldeas de los nativos de la selva. Castillo perdió en San Isidro, Miraflores y La Molina, pero ganó en San Juan de Lurigancho y Lima Provincias, o sea, la región compuesta por las provincias que circundan Lima Metropolitana y el Callao. Ese detalle nunca fue considerado por las encuestadoras.

No se trata de una conjetura. El periodista José Matta, de radio Ilucán de Cutervo, lo confirmó a La Noticia con una contundente frase: “Las encuestadoras nunca llegaron a Cajamarca”. Entonces, las muestras en realidad no eran representativas y el margen de error llegaba a dos dígitos en positivo, de ninguna manera sería más o menos dos o tres. Craso error que en el futuro tienen que corregir. Eso implica ensuciarse los zapatos de verdad.

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