En la actualidad, se sabe en todo el planeta que la gastronomía de Perú es una de las mejores del mundo, si no la mejor, según los expertos en el arte culinario. Uno de los platos de la variedad que tiene nuestro país, que llamó la atención de miles de comensales, fue la conocida papa a la huancaína.
En esta ocasión, quiero contarles cómo nació este famoso plato. Tuvo su origen en plena Guerra del Pacífico, cuando las huestes del mariscal Andrés Avelino Cáceres se desplazaban rumbo a la incontrastable ciudad de Huancayo luego de abandonar Lima, debido a la derrota en la batalla de San Juan.
Siendo perseguidos por el enemigo, en ese recorrido se iban uniendo muchos peruanos y peruanas, como la conocida Martha la cantinera y su hermano menor, cuyos padres habían sido asesinados por la fuerza enemiga y su vivienda reducida a cenizas.
Mientras marchaban rumbo a Huancayo, los soldados del Brujo de los Andes y los acompañantes morían de hambre. En ese instante, Martha abrió su talega y sacó unos ajíes de color amarillo llamados marisol, además de unos quesillos blancos, de esos moldeados por las manos que estrujan el requesón.
Al mirarlos juntos, no pudo tener mejor idea e iniciativa que la de coger dos piedras a modo de mortero y moler por separado ambas cosas para luego mezclarlas. Pronto, Martha se daría cuenta de que había logrado una mixtura de crema de textura pastosa y salada.
Luego de que Martha les diera de comer a los soldados y acompañantes, calmando el hambre, continuaron rumbo a Huancayo.
Allí, los soldados al unísono le pidieron a Martha la cantinera que volviera a preparar la crema, pero esta vez sí fue acompañada por la papa peruana.
Desde ese momento, este exquisito plato fue llamado: papa a la huancaína. Así fue bautizado, cuyo nombre prevalece hasta ahora en honor a Huancayo.
Honor a Martha la cantinera.
(*) Exdecano del Colegio de Contadores Públicos de Lima
* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados
