Opinión

El covidiota que se hizo viral

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El caso del joven ebrio que fue intervenido por serenos y policías cuando, en pleno toque de queda, se disponía a ingresar a su casa con un six pack de cervezas es un claro ejemplo del clasismo y racismo que persiste en un sector de la sociedad peruano. “Te voy a llevar a la comisaría y te voy a echar basura”, “toda mi familia son abogados”, “te voy a c…, h…, tú no sabes quién es mi familia”, “Voy a hacer que te boten de tu trabajo, te voy a dejar en la calle”, “te voy a hacer que te mueras de hambre” y “tú crees, h…, ¿que eres lo mismo que yo” fueron, entre otras frases, lo que pronunció este insolente mozalbete.

Esta acción demuestra la arrogancia y rezagos coloniales de esas personas de cierto nivel económico que se creen superiores a los demás. Los videos del joven se hicieron virales y causaron justificada indignación. No se contuvo ni con las palabras de su papá, quien aclaró que no es abogado y mostró que sí es un caballero. Primero trató de hacerlo entrar en razón, pero el muchacho seguía belicoso, insultaba y amenazaba al sereno que lo intervino y al policía que lo apoyaba.

El cantante Pedro Suárez-Vértiz contó en sus redes sociales, donde se hicieron virales los videos, que el joven es su sobrino y felicitó al padre, que viene a ser su primo, por su reacción. Sin embargo, se equivoca al decir que en las redes : “hubo una infame agresión verbal contra el serenazgo, pero previamente hubo una infame agresión física contra tu hijo”. Las cosas no fueron así, pues el joven no se cansaba de insultar y amenazar al sereno, quien no le tocó ni un pelo y solo se empeñaba en pedirle que se calme. Las cosas cambiaron cuando el muchacho empujó al sereno y corrió a su casa diciendo “mamá, ¿dónde está mi mamá?, llamen a mi mamá”. Fue entonces cuando el sereno reaccionó y para evitar que el joven huya y se meta a su casa, tuvo que corretearlo, sujetarlo y por ahí seguro le dio su golpe.

Al margen de los pormenores del bochornoso incidente, en el fondo, este hecho confirma el racismo y clasismo, la discriminación que no se ha podido superar en el Perú y la imposibilidad de construir una patria común, donde se reconozca el respeto, la solidaridad y humanidad como valores importantes. En realidad, hay una herida abierta que aún no se cierra. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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