Opinión

El caos del transporte urbano

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El transporte es otro de los sectores donde es necesario hacer grandes correcciones. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) fue creada con la finalidad de garantizar un sistema integrado de transporte que permita satisfacer las necesidades de traslado de los pobladores de las provincias de Lima y Callao de manera eficiente, sostenible, accesible, segura, ambientalmente limpia y de amplia cobertura. Sonaba bonito. Una de las primeras acciones de la ATU fue instalar “semáforos con igualdad de género”, curiosa iniciativa, cuando el sistema del transporte lo requiere son reformas profundas.

Sin embargo, contra viento y marea se ha avanzado algo en el sector. Si hay algo que hizo María Jara, jefa de la ATU, podemos mencionar que se enfrentó a choferes de buses y combis informales, promovió ciclovías en Lima para articular un sistema de transporte multimodal y se rehusó a negociar bajo la presión de los informales. Mal que bien, las reformas estaban en camino y por eso los transportistas tenían en la mira a María Jara, quien luego fue destituida junto a Patricia Cama, jefa de la Sutran.

El principal problema del transporte es la informalidad. Por eso no tiene explicación la decisión del MTC de evitar un paro en el sector a cambio de ofrecer una serie de concesiones a una facción de gremios del sector. Lo más grave son las autorizaciones cada diez años, dejando atrás la propuesta de la ATU de dárselas cada cinco años bajo condiciones de acceso y permanencia. A juicio de los especialistas en el sector transporte, esto puede traducirse en carta libre a la informalidad. ¿Qué tipo de reingeniería es esta?

Ante la ola de críticas, el MTC salió a descartas “cualquier condicionamiento” para concretar acuerdos con los gremios de transportistas. Sin embargo, se filtró un audio que compromete al ministro Juan Silva. Sin embargo, más allá del escándalo que significa esa manera informal de resolver las cosas, el hecho confirma una marcada tendencia a darles la razón a los grupos que protagonizan alguna protesta y amenazan con acciones de violencia, sin siquiera analizar el problema y determinar si tienen o no razón de reclamar.

La única solución es poner a gente idónea, capaz y honesta en los cargos más importantes del Gobierno. De lo contrario, se seguirá de tumbo en tumbo con el consiguiente deterioro de la imagen del Ejecutivo y ese empeñoso andar en sentido contrario a la gobernabilidad. La autolesión. En otras palabras, el masoquismo en la política. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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