Opinión

El amor… al presupuesto público

Por: Víctor A. García Belaunde

Las juramentaciones para los altos cargos del Estado están viniendo solo en una mera formalidad; pareciera que algunos al asumir las funciones encomendadas solo encuentran a la juramentación como un trámite para dar inicio al acomodo de sus allegados con trabajos sobre remunerados sin que tengan el sustento académico para ejercerlos y cumplir con las metas del gobierno.

La señora presidente Dina Boluarte acostumbra a juramentar a sus ministros bajo una fórmula muy peculiar: “Jura usted por Dios y la Patria desempeñar leal y fielmente sin cometer actos de corrupción el cargo de ministro de …” oyéndose una afirmativa respuesta seguida de aplausos. Con esta pauta cree la señora Boluarte que se erradica la corrupción y se fomenta la limpieza en la gestión pública, pero los hechos han demostrado lo contrario.

Recientemente, el ex premier Alberto Otárola Peñaranda quien juró ante la presidente con la fórmula ya referida, el programa “Panorama” encontró que había beneficiado a una joven con contratos por más de 50 mil soles, y que después la misma señorita confirmó que tuvo una breve relación con el primer ministro, además que durante su gestión como primer ministro, yerno de su hermana había obtenido un contrato en un cargo que se le creó para que laborara en el Organismo Técnico de la Administración de Servicios de Saneamiento (OTASS). Todo esto obligó a que renuncie a su cargo por el escandalo evidente.

Ante una nueva conformación del gabinete, jura para “no cometer actos de corrupción” Rómulo Mucho Mamani al cargo de ministro de Energía y Minas, y lo primero que ha hecho al llegar a su despacho es acomodar a su amiga Rosa Sánchez Arenas con un contrato por 40 mil soles sin que cuente con estudios superiores como así lo ha certificado la SUNEDU. Las explicaciones de Mucho no fueron concluyentes ya que manifestó que su amiga si tiene estudios universitarios, pero no los ha concluido. Con ello el procurador Juan Pacheco pidió a la Fiscalía de la Nación al ministro y a su amiga por negociación incompatible.

Ejemplos como este no son nuevos, recordemos que en el 2002 el chaman Amarunina Tapia fue agregado civil en la Embajada del Perú en Guatemala; en 2004 tuvo que renunciar Fernando Tuesta a la ONPE por haber contratado a su pareja cuando era jefe de esa institución; la obstetra Cristina Velita que llegó a ser embajadora del Perú en Francia; o el caso de Mariano González Fernández quien “cometió un hecho de amor” al haber ascendido de cargo a su pareja cuando ocupaba la cartera de Defensa, y desde aquella oportunidad se le conoció como “el ministro del amor”

. Esto no es lo mismo que lo sucedido en el gobierno de Pedro Castillo, donde los ministros eran seleccionados por una suerte de cual es el peor: El ministro de salud Hernán Condori que vendía agua arracimada; el ministro Oscar Zea que fue acusado de homicidio; el ministro de transportes Juan Silva que por tener brevete estaba calificado para ese cargo o el ministro de agricultura Javier Arce que era reo libre.

A todo esto, se suma a la actual administración Boluarte el caso de sus relojes Rolex, que por defensa de sus allegados y por declaraciones de la mandataria el enredo es peor y no aclaran las adquisiciones de sus joyas y por eso el juzgado competente ha determinado en allanar el domicilio de la presidente. ¿Con amor al cargo y al presupuesto público se combate la corrupción?

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button