Opinión

¡Basta ya!

Por: Hans Berger

Ya es hora que vuelva la sensatez a nuestra sociedad y dentro de ella a todos los involucrados en el fútbol nacional.

El pasado sábado 10 de febrero se disputó una versión más del “Clásico del Fútbol Peruano” y más allá del resultado (triunfo de Universitario por 1 – 0 con gol de Andy Polo), lo que nos debe llamar la atención es que desde fines del 2014 se juega solo con hinchada local, lo cual constituye un absurdo que va contra toda lógica deportiva.

El deporte debe unir a las personas y no ser una guerra. La rivalidad está en la cancha, es un partido de fútbol y no una guerra. Es una competencia deportiva que debe terminar cuando el árbitro hace sonar el pitazo final.

Lamentablemente, se está viendo como normal la violencia entre las barras y en lugar de sancionar a los responsables lo que se hace es mirar hacia el otro lado y buscar el camino más fácil evitando que ambas hinchadas compartan las tribunas. Es como querer solucionar el problema del tránsito prohibiendo la circulación de vehículos.

Hace unos años, era parte del espectáculo ver las dos barras en el estadio alentando al equipo de sus amores y en la década del 70 veíamos hasta 6 barras en el Estadio Nacional con la ocasión de los tripletes. No solo son los mal llamados barristas quienes han caído en la violencia, también son los dirigentes de ambos equipos que en lugar de poner “paños tibios” hacen todo lo contrario. Por ejemplo, buscan que la Comisión de Justicia (CJ) suspenda o agrande el castigo para un jugador del equipo rival y la CJ para no pelearse con ellos, en muchos casos les hace caso.

Para el último partido los dirigentes blanquiazules, mediante un comunicado, indicaron que “…no cumplirá en esta ocasión, con la entrega de entradas al club visitante, como se estipula en el reglamento y asumirá la responsabilidad…”.

Los dirigentes deben preocuparse de armar buenos equipos en aras del crecimiento de nuestro fútbol y no buscar motivos para pelearse como niños malcriados. El periodismo también debe apoyar a erradicar la violencia.

Hace unos años, existían los “hooligans” ingleses que provocaban disturbios y actos vandálicos, con decisión las autoridades británicas lograron devolver la paz y actualmente se juega los partidos sin malla olímpica. Acá puede y debe hacerse lo mismo, sancionar ejemplarmente a quienes con la excusa de un partido de fútbol cometen actos de violencia dentro y fuera de los estadios.

No es posible que en un país, como el nuestro, que venció a la violencia terrorista reine la violencia de las barras que lejos de alentar a su equipo le buscan pelea a la del rival.

(*) Periodista deportivo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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