Opinión

El 28 tendremos una “festejación”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Las redes sociales están inundadas de mensajes de presuntos cultos que, creyendo asumir la función de celosos guardianes del idioma, se burlan de la profesora Lilia Paredes, esposa del presidente electo, Pedro Castillo, por pronunciar la palabra “festejación”. Tremendo error de los sabihondos. La Real Academia Española, máximo ente rector de nuestra lengua, dejó en ridículo a estas personas al aclarar que “festejación no es una formación incorrecta por su morfología, como derivado de la palabra ‘festejar’”.

En realidad, quienes crean las palabras son las personas con el uso común, mientras que la RAE estructura y formaliza las reglas del idioma con ese criterio, además de incorporar nuevas palabras a la lengua de acuerdo a su uso generalizado en determinada región. Por ejemplo, como festejar, celebrar también es un verbo. Así como hay “celebración”, también podría haber “festejación” si nos atenemos al origen morfológico de la palabra. La mayoría en la costa ha preferido no usar la derivación “festejación”, pero eso no quita que en la sierra sí puedan hacerlo.

El léxico o vocabulario, que es el conjunto de palabras de una lengua, no es necesariamente igual en un país o región con respecto a otros lugares debido a diversos factores, uno de ellos es la mezcla de idiomas. Así, del inglés “beef steak” salió nuestro “bistec”, primero, para luego convertirse en “bisté”. La adaptación gráfica de cada palabra se da, entonces, de acuerdo a la pronunciación.

Lo mismo ocurre entre el castellano y el quechua. Es que la variedad de la lengua no solo está relacionada con factores lingüísticos sino también las manifestaciones sociales y culturales de cada población. Eso, en lo que concierne al léxico, pero también hay una diferencia de orden gramatical, la que encontramos en la conjugación de los verbos o en la pronunciación del género. Así, encontramos que muchas personas andinas bilingües parecen confundir el femenino con el masculino, lo cual de ninguna manera debe ser motivo de mofa.

En el Perú, incluso en los círculos cultos y en documentos oficiales, hay personas que sí usan inadecuadamente varias palabras. Por ejemplo, “aperturar”, término que como verbo no existe. Pero a fuerza de su uso repetido puede ser incluido algún día en el diccionario de la RAE, como ha ocurrido con “recepcionar” (recibir) y “congestionamiento” (congestión). En resumen, la lengua es un fenómeno social y, como tal, siempre está en evolución.

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