Opinión

Educación y capital humano

Por: David Auris Villegas

La educación es la mejor inversión para desarrollar el capital humano de cualquier país. Esta debe incluir en sus claustros a todos los niños y adolescentes, con el propósito de alcanzar el progreso sostenido. Es necesario comprender que la única riqueza segura, es el poder del cerebro de la gente potenciada por la educación.

América Latina y el Perú, no priorizan el desarrollo del capital humano porque solo pretenden crecer con base en los recursos naturales. Existe inequidad en el acceso a la educación y una desconexión entre los planes curriculares y el mercado. Lo más alarmante es que la región ostenta más profesionales en humanidades y pocos expertos en áreas tecnológicas que demanda el planeta.

Coincidiendo con Alieto Guadagni, los países en el siglo XXI necesitan recursos humanos más que recursos naturales. En efecto, existen naciones con una considerable riqueza natural, tales como Venezuela, Nigeria y Perú, que no pueden salir de la pobreza. Mientras que, países como Japón, Corea del Sur, Singapur e Israel, carentes de recursos naturales, son prósperos debido a que invierten en el capital humano.

La Unesco señala que la educación es un derecho humano fundamental que posibilita la eliminación de la pobreza, busca la equidad y garantiza un desarrollo sostenible. De igual manera, Claudio Naranjo sostenía que la educación debe desarrollar una competencia humana basada en valores y las buenas relaciones para lograr el éxito y la armonía social.

Asimismo, el Banco Mundial, impulsor del Proyecto Capital Humano, argumenta que el desarrollo de este poder, elimina la pobreza y genera sociedades más productivas y sostenibles. Amartya Sen, señala que un país pobre puede impulsar el capital humano mediante la asistencia de todos sus habitantes a la educación.

Para desarrollar el capital humano, es importante impulsar una agresiva política de inclusión para garantizar la accesibilidad de todos los estudiantes y la culminación de la educación básica.    Desarrollar las aptitudes del siglo XXI, tales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y las habilidades socioemocionales, vinculando a los estudiantes con la realidad laboral, son claves.

Sin embargo, el capital humano se consolida en la educación superior. En esa esfera es necesario desarrollar la investigación científica, tecnológica y un pensamiento innovador que asuma la responsabilidad social. Actualizar los programas académicos y priorizar las carreras científicas, con valor humano en toda nuestra región, es crucial, si efectivamente pretendemos un desarrollo más allá de un crecimiento insostenible.

La educación desarrolla la riqueza de aprendizaje que constituye el capital humano. Para lograrlo, impulsemos una educación que incluyan a todos, con el objetivo de que nadie pierda la oportunidad de vivir mejor.

(*) Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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