Opinión

Economía en tiempos de guerra

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La economía, movida por la oferta y la demanda, implica una cadena de factores que repercuten en los precios. Hace unos meses, subió el pollo en el Perú como consecuencia de los altos precios del maíz, principal alimento de esa ave. Muchos pudieran preguntar por qué no se da de comer maíz peruano a los pollos, pero resulta que en el país solo se produce 1.1 millones de toneladas métricas de maíz al año y esa cantidad no alcanza, por lo que se tienen que importar 3.7 millones de toneladas métricas. Ahora bien, debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, los fertilizantes, que en un 78% son importados, se han puesto por las nubes y ello indefectiblemente causará el alza de los productos agrícolas.

Rusia es nuestro principal abastecedor de productos e insumos para la agricultura y solo en fertilizantes la importación de ese país representa alrededor del 51%. Luego siguen China con un 20% y Estados Unidos con un 8%, según Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de ComexPerú. La guerra en Ucrania ya empezó a tener consecuencias económicas y comerciales en Rusia, lo cual trastocará el flujo de sus exportaciones. Perú corre el riesgo de quedarse sin abonos procesados para las tierras agrícolas, habría escasez por falta de oferta y ello tendría graves efectos en los precios de los productos de la canasta básica familiar.

Lo curioso es que, según el economista Eduardo Zegarra, somos el único país de la región con importantes reservas de roca fosfórica (Bayovar), pero solo exportamos esos insumos como materia prima para que los conviertan en fertilizante fosfatado, que luego importamos. Por eso, el mismo especialista califica como pésima decisión la de privatizar (sin mayor visión) los fosfatos de Bayóvar entre los años 2005 y 2006. Eso significa que estamos exportando roca, para después importar fertilizantes a un valor diez veces superior a la materia prima, lo cual es un pésimo negocio para el país y atenta contra uso racional de recursos naturales como los fosfatos.

En estos momentos urge buscar nuevas estrategias de sustitución de fertilizantes para nuestra agricultura. A mediano plazo es necesario pensar en la industrialización de nuestra materia prima con el objetivo inicial de abastecer la demanda nacional. Quizá después, incluso, podamos convertirnos en exportadores de fertilizantes a los países vecinos, pues Rusia es el principal abastecedor de insumos y productos para la agricultura de Sudamérica y es hora que empecemos a despegar por si solos y sin depender de nadie. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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