Opinión

Digamos no al caudillismo político

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

Siempre es bueno dejar las cosas en claro. En política, una cosa son los líderes, y otra cosa -muy distinta- son los caudillos. Los líderes piensan en el conjunto del proyecto y de la organización política, al punto que si se trata de asumir una determinada cuota de sacrificio, la asume por su visión de conjunto, sostenida ciertamente por determinados principios morales y axiológicos.

¿Quién está detrás de la reciente cancelación en la práctica en el Congreso de la República de las elecciones políticas primarias en el país, formalmente denominadas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO)? … La respuesta es EL CAUDILLISMO POLÍTICO.

El Congreso no le permitió existir a las elecciones primarias, al modo de un aborto no consentido, por obra y gracia del caudillismo político.

El caudillismo no le permitió existir a las elecciones primarias, al no estar en sus planes en lo absoluto, pues, al contrario, tales elecciones primarias significan un serio peligro para los caudillismos de diversas y distintas ideologías, desde las de ideología marxista (llamadas por lo general de “ultra izquierda”) hasta las de inspiración fascista (llamadas por lo general de “ultra derecha”).

La palabra “caudillo” proviene del latín tardío  “capitellum”,  y este diminutivo proviene a su vez del latín “caput” (cabeza), y se le ha aplicado históricamente desde a los jefes de tribus diversas hasta a los jefes de clanes o agrupaciones políticas que logran tener acceso al poder estatal, generalmente por medio de la fuerza de las armas, en donde la democracia prácticamente no existía como forma de gobierno, y menos como sistema de vida institucional de las sociedades.

El caudillo es, por definición, un jefe no democrático, e incluso una persona profundamente antidemocrática, que si por él fuese, no existiría la democracia o ésta se cancelase también para dar lugar a las diversas dictaduras (militares o civiles) o a las oligarquías.

El caudillismo no tiene correspondencia con la democracia. Por eso no le conviene las elecciones primarias. Es más, las detesta.

Con lo que han hecho con las elecciones primarias en el actual Congreso de la República, los caudillismos políticos de todo color e ideología creen que pueden cantar victoria final, con total impunidad. Pero no lo deberían de hacer porque quizás el león dormido, que es la población, algún día se despierte de su profundo sueño y exija la respectiva rendición de cuentas.

Es tiempo ya de cancelar el caudillismo político.

(*) Analista politico

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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