Opinión

Deporte peruano: talento vs. indiferencia dirigencial

Por: Tito Ponte Silvera

Hace unos días culminaron los I Juegos Panamericanos Junior en Cali, Colombia, con un saldo favorable en medallas para nuestra delegación, con 35 en total y seis de esos metales fueron de oro. Estos jóvenes talentos demostraron el potencial deportivo que hay en nuestro país, en disciplinas muchas veces rezagadas, con poca inyección económica y una ínfima difusión.

Especialistas han apuntado que en los últimos años la subvención económica ascendió, y que en el deporte no se puede hablar de poco apoyo en este aspecto. Entonces, ¿por qué muchas voces afirman que las federaciones tienen cifras rojas? O ¿por qué no se les paga a los entrenadores? O ¿por qué no se ejecuta de manera idónea el dinero, en organización de competencias y en la inversión pro desarrollo de los deportistas y el mismo deporte?

La dirigencia estatal, quienes rigen los destinos del IPD y las federaciones son indiferentes a las dificultades, y no valoran el talento deportivo que existe en distintas regiones. El término “descentralización” que vienen utilizando como bandera y consigna muchos politiqueros, no se ha cumplido. En el deporte aún reina el desinterés y la falta de voluntad de los funcionarios a cargo de las entidades.

Hace falta que un atleta, de cualquier disciplina, dé la gran sorpresa mostrando su gran talento, como Ángelo Caro o Sofía Mamani Arizapana, para que aparezcan los elogios, oportunidades y ofertas de los dirigentes de turno. Falta que suban al podio para que se les acerquen en busca de la foto de rigor, y un posteo en redes atribuyéndose los créditos del éxito.

En la columna anterior hicimos la denuncia de que la familia Mamani Arizapana gastó durante este año S/ 95 mil soles en la preparación de Sofía, y la Federación Peruana de Atletismo emitió un comunicado oficial asegurando que, “la referida falta de pagos al personal técnico se debe, únicamente, al retraso del Instituto Peruano del Deporte en la entrega del primer tramo de subvención”. Una afirmación que sin lugar a dudas confirma que las irresponsabilidades son compartidas, y que nadie quiere asumir su rol ni culpabilidad por los desaciertos.

Mientras esto continúe, los deportistas peruanos talentosos, que están desperdigados por diversos rincones de nuestra tierra, permanecerán en el olvido, sin motivaciones que los animen a continuar al ritmo de la alta competencia para representar al Perú. Muchos desertarán y decenas de disciplinas, y el país, se perderán de un futuro campeón o campeona.

Esperemos que el presente gobierno nacional le dedique un tiempo a lo que ocurre en el deporte. Que de una vez por todas designe a un funcionario capaz para el IPD, con preparación en gestión y, sobre todo, con ética. En el Perú deben modificarse muchas cosas y, entre ellas, la idea de que el deporte no es una prioridad. Fuera de nuestras fronteras, el deporte es considerado un motor importante en las políticas de Estado, porque va de la mano con la educación y es un elemento fundamental para combatir la delincuencia y alejar a los jóvenes de las drogas.

¡El éxito deportivo, siempre será el éxito de una nación!

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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