Opinión

Deporte peruano: la deuda olímpica que arrastra la corrupción dirigencial

Por: Tito Ponte Silvera

La desazón que dejaron los Juegos Olímpicos levantó la crítica de la opinión pública en contra de los atletas peruanos, con adjetivos severos e incluso injustos. Pero, para el público ávido de triunfos el no haber conseguido una medalla en Tokio fue el fracaso de los deportistas y, en consecuencia, como para agregarle un ingrediente más despectivo, señalaron que su ida a suelo asiático fue netamente un “viaje de paseo”. Esa mentira, mil veces repetida, se hizo verdad y viral, convenciendo a muchos desinformados.

¿Pero, realmente son los atletas los verdaderos culpables de esta realidad? Antes de responder, debemos también aclarar que la subvención destinada para las diversas federaciones nacionales en este último ciclo olímpico fue la mayor en la historia con 316 millones de soles, mucho más que para la edición de Río 2016, de acuerdo a cifras indicadas por el ingeniero Saúl Barrera en una reciente publicación estadística (subvenciones para federaciones deportivas). Esto indica que el apoyo económico existe. Entonces, si hay dinero, recursos e infraestructura, ¿cuál es la razón por la que el deporte no consigue avanzar?

Al igual que en la política, en el Sistema Deportivo Nacional está enquistado un mal muy conocido: la corrupción. El secuestro interno en la gestión administrativa y federativa, es infernal. Existen cofradías que se dan la mano, repartiéndose puestos y cargos, donde se repiten nombres como si de equipos de fútbol se tratara, sin ningún pudor y respeto a la camiseta. El IPD, Comité Olímpico Peruano, Legado Lima 2019 y las diversas federaciones y asociaciones deportivas están dirigidas por personajes que se han perpetuado y otros que lo intentan hacer, con la vil mentira de buscar un bien común, pero que realmente es un beneficio particular para ese círculo que convive en el escenario dirigencial.

Esos mismos recursos que hemos mencionado, que son para la preparación de los atletas, organización de eventos nacionales y difusión de las mismas, no han sido bien invertidos ni ejecutados. No es posible que existan federaciones con problemas financieros y sin recibir subvenciones, u otros como las del básquet, que está desafiliada internacionalmente, problema ocasionado por la nefasta corrupción en su directorio. A estos casos, le podemos agregar el despilfarro indebido en viajes, como el que hizo el IPD a Tokio con un grupo excesivo de personal que sobrepasó los 70 mil dólares, o las sumas exorbitantes en sueldos para quienes laboran en el Proyecto Legado Lima 2019.

Aun así, estos mismos actores sacan el pecho y buscan la foto de rutina cuando un atleta consigue un logro, como ocurrió con la histórica medallista de oro de para-taekwondo, Angélica Espinoza, a quien acompañaron a Palacio de Gobierno, haciéndole creer al presidente de la República, Pedro Castillo, que en el SISDEN todo está de maravilla y el trabajo se hace a cabalidad. Una falsedad que solo puede ser ocultada por un épico resultado como lo hecho por la para-deportista.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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