Opinión

¿Deflagración o explosión?

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Cuando ocurrió la tragedia del grifo de Villa María del Triunfo, casi todos los medios reportaban una deflagración y solo algunos se atrevían a señalar que había sucedido una explosión. La calificación de un accidente de estas proporciones en el menor tiempo posible es muy importante, pues permitiría a las autoridades y los afectados tomar medidas adecuadas y oportunas para reducir los daños o evitar otros perjuicios que podrían ser más graves.

Una deflagración, según la RAE, se produce cuando una sustancia arde súbitamente con llama y sin explosión. Mientras que una explosión es la ruptura violenta y generalmente estruendosa de algo, provocada por un incremento brusco de la presión interior. Por lo tanto, una explosión puede causar más daños materiales, más destrozos, que una deflagración.

El hecho del lunes en Villa María del Triunfo causó roturas de ventanas y puertas de muchas casas a dos cuadras a la redonda, daños en carros y otros destrozos, además de la persona muerta y las que resultaron heridas. Su magnitud quedó perfectamente graficada en una pared con un hueco hecho por un balón de gas que salió disparado y cruzó como una bala. Definitivamente, no solo había ocurrido una deflagración, sino también una explosión y las consecuencias, por lo consiguiente, eran muchos más graves que las que se imaginaron inicialmente. Si todos los medios hubieran difundido de esa manera el hecho, como lo hizo La Noticia, indicando que hubo una deflagración seguida de una explosión, muchas personas habrían enfrentado el problema de otra manera, quizá más eficiente.

Hay otro detalle muy importante. Desde un principio también se debió informar que la fuga de gas aún no había pasado y que era necesario tomar precauciones, especialmente en las zonas cercanas al grifo. Recién al día siguiente se dio a conocer el riesgo por la fuga de gas, que aún persistía, por lo que se declararon en emergencia cuatro distritos, entre ellos Villa María del Triunfo. Han ocurrido situaciones similares en casos de incendio. Ciertas autoridades, luego de un siniestro de estas características, han señalado que no hubo incendio, sino deflagración o amago de incendio. Horas más tarde se ha determinado que, efectivamente, el evento tuvo la magnitud de un incendio.

Si no se hubieran perdido los minutos u horas en aplicar las acciones que correspondían al tipo de siniestro, se hubieran logrado mejores resultados en el rescate o acciones de mitigación o anulación del peligro. Esa es una de las razones de la importancia del periodismo: información fidedigna en el momento oportuno. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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