Opinión

Corrupción es muerte

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La historia política del Perú es una cadena de estafas. Está formada por una galería de candidatos que prometieron el oro y el moro, pero cuando estuvieron en el poder solo les interesó llevarse la tajada más gorda de cada presupuesto. La corrupción no solo es un acto desleal, sino también inmoral. Y es inmoral porque se hace a sabiendas de que puede causar destrucción, muerte y desolación. Así, los corruptos son los principales responsables de las desgracias que está causando el ciclón Yaku.

Se culpa a PPK, Vizcarra y Sagasti de no prevenir ni reconstruir con el presupuesto de 28 mil millones de soles destinados a acciones que reduzcan los efectos de las torrenciales lluvias que activan las quebradas, como ocurre durante el fenómeno de El Niño Costero. Es cierto, hubo desidia e incapacidad en la llamada reconstrucción con cambios.

Sin embargo, esta cadena tiene otros eslaboles que datan de tiempo atrás. Uno de esos eslabones negros es la compra del satélite Perú SAT1, por el cual el gobierno de Ollanta Humala pagó cerca de 600 millones de soles. Se trata de un artefacto que, según Humala, podía captar información satelital de las quebradas en riesgo de activación para ayudar a que se tomen medidas preventivas destinadas a salvar vidas.

Sin embargo, luego de la compra del satélite, el Senamhi precisó que no sirve para realizar los trabajos de monitoreo de los desastres naturales. Según los especialistas, el Perú SAT-1 envía imágenes cada 24 horas, pero para los casos de emergencia meteorológica se requiere del envío esa información en menor tiempo.

Si ese satélite hubiera servido, se habría podido poner muros de contención, desviar cauces y salvar vidas. Por eso, corrupción también es muerte.

Realmente todos los gobiernos de turno han demostrado incapacidad total para proyectarse ante los desastres naturales, sin preocuparse por la vida de humana de millones de peruanos que ahora están sufriendo la furia de un ciclón que ha dejado muchas muertes, miles de damnificados y millones en pérdidas materiales. Ojalá que se haya aprendido la lección de una vez por todas. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button