Opinión

Corrupción descentralizada

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Como ya lo hemos mencionado anteriormente desde esta tribuna, la descentralización buscada a través de la actual regionalización es un proceso que necesita un replanteamiento a fondo para no consumar su fracaso. Basta mencionar la reciente cifra dada por el contralor general de la República, Nelson Shack, para darse cuenta de la gravedad de la situación: 22 de los 25 presidentes regionales son investigados por corrupción. Es decir, la corrupción es la que se ha descentralizado.

Lejos de ser un escarmiento las investigaciones fiscales, los procesos judiciales y condenas a prisión, los casos de corrupción han aumentado en vez de bajar. En el 2017, el diario español El País informaba que “14 de los 25 gobernadores peruanos están condenados o tiene casos abiertos por corrupción. Los últimos tres gobernadores regionales de la región de Áncash están encarcelados por el soborno, la extorsión y el espionaje”. La corrupción en los gobiernos regionales del Perú, por su recurrencia y la osadía de los implicados, era noticia internacional.

En el 2020, el año pasado, ya en plena pandemia, 19 de los 25 gobernadores regionales del país eran investigados por las Fiscalías Especializadas en Delitos de Corrupción de Funcionarios (Fecot), según información dada por el Ministerio Público. En aquel entonces los gobernadores con mayor número de investigaciones eran los de la región Loreto, con 16 denuncias; Áncash, con 14; y Lima, con 10.

Ahora son 22 de 25 los investigados, en un crecimiento que demuestra que los corruptos no respetan a nadie. Ni siquiera tuvieron en cuenta que el dinero que se embolsicarían en medio de la pandemia era destinado a comprar mascarillas, medicinas, equipos médicos y otros productos que permitirían salvar muchas vidas.

Según el contralor Shack, “solo en un año, 2020, se ha perdido más de 22 mil millones de soles, lo que equivale a construir dos carreteras centrales”, como consecuencia de la corrupción en el país. Imagínense cuántos campesinos esperan tener esas carreteras para sacar sus productos de sus chacras y así salir de la pobreza. Frenar la corrupción tal vez no sea el único problema en los gobiernos regionales, pero sí uno de los más importantes en el país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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