En el Perú existe hoy una verdadera dictadura de la ignorancia y la corrupción que encabeza en forma visible Pedro Castillo y que se extiende como un reguero de pólvora a lo largo y a lo ancho de la administración pública, comprendiendo a muchos ministros, congresistas, presidentes regionales, alcaldes, jueces, fiscales, etc. Si se me ha quedado algo en el tintero, pido mil disculpas.
En promedio, las tres últimas elecciones regionales y municipales han registrado entre un 92 y un 96 por ciento de alcaldes acusados o condenados por corrupción y también un elevado porcentaje de presidentes regionales involucrados en similares actividades delictivas, incluido Vladimir Cerrón, mentor y financiador electoral de Castillo, quien tiene sentencia firme de la Corte Suprema por corrupto.
El Congreso refleja otro índice de corrupción sistémica que viene de larga data -conjuntamente con la cadena de presidentes que antecedieron a Castillo- y que se sustenta en la existencia de seudo partidos políticos, bancados y dirigidos por mercaderes de la ignominia a quienes se les reputa no como líderes sino como “dueños” de esas bien aceitadas maquinarias electorales.
Por eso es que el sistema democrático -el peor de todos, pero mejor que todos los demás, según Churchill- no funciona y por ello es que aparecen outsiders como Fujimori, Toledo, Humala o Castillo con los resultados conocidos o personajes inventados por plata como cancha o inducidos por los medios de comunicación. Le Bonne sostiene que los espacios políticos abiertos los llena el pueblo directamente pero, claro, sometido a las influencias correspondientes.
Necesitamos generar en nuestra patria una primavera política como las de Praga o de los países del Medio Oriente (que lamentablemente han devenido en dictaduras o regímenes corruptos) generando una sólida conciencia colectiva sobre la necesidad de elegir autoridades honestas, preparadas, con capacidad de gestión y vocación de servicio y que se vaya eliminando la costra plutocrática que hoy maneja al Perú.
Debemos salir a las calles, a las plazas, a los caminos polvorientos del Perú y usar los recursos mediáticos independientes o no subastados a los intereses creados para crear una vigorosa corriente ciudadana que termine con la dictadura oprobiosa de la ignorancia y la corrupción y nos lleve por el camino recto y ascendente de los valores, la cultura, la justicia social, la chamba y el amor efectivo a la patria.
(*) Presidente de Perú Nación
(*) Presidente del Consejo por la Paz
* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados
