Opinión

Cien días en el poder

Por: Víctor A. García Belaunde

El presidente Pedro Castillo tiene apenas cien días en funciones y dos gabinetes cuestionados por el Congreso de la República y así las cosas es difícil saber qué pasará en el futuro. Todo dependerá de la inteligencia del señor Castillo para imponerse y lograr que sus gabinetes sean menos elegidos por otros y más elegidos por él. También hay que exigirle que se esfuerce en elegir mejor a sus colaboradores.

Los cien días es una vieja tradición que viene desde la época de Napoleón quien conquistó un gobierno y lo perdió en cien días; de ahí viene la referencia a los cien días. O sea, en este periodo de tiempo un líder es capaz de ganar un gobierno o de perderlo, y eso ocurre en muchos países del mundo. Lo que ocurrió con Napoleón se mantiene hasta hoy como escala para comparar qué se puede hacer –bien o mal– en cien días.

Claro, recordemos que Napoleón salió de Elba, tomó el poder por segunda vez y lo perdió en Waterloo a los cien días. Esa es la referencia.

Es evidente que la bancada y el propio partido Perú Libre está quebrado pues es un partido hecho a la carrera en los últimos tiempos, no es una agrupación de larga data. Prácticamente es un partido personal del señor Cerrón que luego lo ha ido reforzando aprovechando sus vínculos en el centro del país en su Gobierno Regional donde dejó muchos ahijados para después meterlos al partido. Luego buscó un sindicalista básico (como le dice el expremier Guido Bellido al presidente Pedro Castillo) para que pueda ser la cabeza, pero nunca pensó que podría ganar y, mucho menos, gobernar.

Yo creo que Perú Libre tiene más de dos alas, pero las más importantes son las de Castillo y Cerrón. Yo creo que Castillo podría ganar el tire y afloje entre ambos si sabe hacer bien las cosas porque tiene todo el poder: no es lo mismo gobernar un partido desde el Gobierno que gobernar un partido desde el llano. Todo hace pensar que la balanza se inclinará a favor de Castillo.

Hay un cierto sector de la prensa y de la izquierda que les encanta poner nombres o etiquetas sin contenido a las cosas como eso de “fujicerronismo”. Nadie puede pensar que el fujimorismo haya tranzado con el cerronismo para votar en un sentido o en otro, eso es una cosa inadmisible y absurdo pensar así, pero hay gente a la que le gusta usar clichés.

(*) Excongresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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