Opinión

Belaunde: El gesto, la palabra y la bandera

Por: Víctor A. García Belaunde

El 1 de junio del presente año se conmemoró el 56° aniversario del Ultimátum de la Merced, momento trascendental que logra inscribir la candidatura de Fernando Belaunde Terry para las elecciones de 1956, ante la negativa del gobierno de Odría.

El Frente Nacional de Juventudes postula como candidato presidencial a Belaunde en los comicios a realizarse en 1956, el Jurado Nacional de Elecciones presidido por César Augusto Lengua Uchuya, argumenta que el FNJ no presentó las firmas exigidas por ley, ante esta negativa se convocó a una protesta general para el 1 de junio. En aquella memorable fecha la avenida Colmena estaba llena de gente, y todos con Belaunde al frente se dirigieron a la Plaza San Martín y luego se tomó el jirón de la Unión en donde el líder del FNJ era alzado en hombros por esta importante calle limeña, hasta que apareció el rochabus, el carro rompe manifestaciones de la época, que rocía de agua a los allí presentes; por eso también se le conoció como “el manguerazo”.

El arquitecto Belaunde pide a sus acompañantes que lo dejen ir, y llevando como único pertrecho de combate la bandera nacional, se enfrenta a la fuerza de la dictadura a seguir adelante en el reclamo por su postulación.

En sus recuerdos, Javier Díaz Orihuela afirma que fue Alfonso Grados Bertorini quien les dio la noticia a los minutos de todos los desmanes en el centro de Lima cuando se encontraban ya en el local partidario.

Así nace el gesto en nuestra política, el civismo como una muestra de la racionalidad contra la prepotencia y el abuso de una dictadura que estaba de salida y tenía sus simpatías ya canalizadas.

Belaunde al inspirarse en el Perú, en la historia de sus diferentes regiones y fortalecido en su campaña “pueblo por pueblo” logra el acercamiento de todas las zonas de nuestro territorio e inclusive ganándose a sus detractores que en Cusco al ser agredido sangrar profusamente le habló a todos los presentes diciendo “que importan gotas de mi sangre en esta plaza donde derramó la suya Túpac Amaru…”

Así se fue construyendo el presidente, el estadista y el político ejemplar que recordamos y que no tiene mancha, a pesar de que se insiste en opacarlo inventando historias nada creíbles y sin sustento.

Mientras que otras agrupaciones políticas tienen simbología extranjera, es Acción Popular que presenta como primer símbolo la bandera peruana, allí ha quedado registrado para la historia la fotografía de Belaunde en solitario, caminando frente a la iglesia de la Merced en medio de la oscuridad enfrentando a la dictadura, con la bandera como único respaldo.

Todo aquello que empieza con la acción, ha tenido los resultados que lograron la modernización del Perú en sus dos gobiernos que fueron encausados en diferentes proposiciones como “El Perú Construye”, “Cooperación Popular” o “El Pueblo lo Hizo”. Estas frases que son en realidad políticas de acción determinaron la obra de un presidente y de un partido arraigado en todo el país.

Ahora que carecemos de gestos, que no hay palabras sino silencios cómplices y tenemos a la rapiña como símbolo; se precisa de volver al ejemplo de antaño, al hombre que nos enseñó que se es posible hacer política con honradez.

(*) Abogado – Ex Congresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba