Opinión

Arándanos, paltas, mandarinas, granadas… récords contrapuestos

Gracias a que hubo agua, la producción agrícola creció en el 2022. O sea, al revés de lo que pregonaron ciertos agoreros apocalípticos, que dijeron que por falta de urea, la producción alimentaria iba a colapsar. (Dicho sea de paso, nunca faltó urea). Más bien, gracias al agua que tuvimos, la producción de papa, arroz, maíz, café, caña de azúcar, algodón, cacao, etc. aumentó este 2022.

Y lo mismo ocurrió con la agricultura de exportación. Sólo que, además de agua, cerca de 10,000 hectáreas de frutales nuevas, entraron en producción. Sobre todo, paltas, granadas, mandarinas y arándanos. En ese sentido… ¡mucho ojo! Nos estamos pasando de la raya en cuanto a nuevas plantaciones de frutas de exportación.

El mercado mundial no es tan grande como se cree. Y menos, infinito… como dicen algunos ignorantes. Cuando un país, líder como el nuestro, mete al mercado mundial de frutas, la producción de 10,000 hectáreas o más, de porrazo, todos los años… pues llega a saturarlo.

Los mercados mundiales de frutas frescas están creciendo, y seguirán creciendo. Pero no al ritmo que está creciendo la oferta peruana. Entonces, paremos un poco la mano, respiremos hondo, y démosle tiempo al tiempo.

Por otro lado, la pandemia de la COVID 19 y la guerra entre Rusia y Ucrania efectivamente jugaron en contra del negocio agroexportador este 2022: (1) Los fletes marítimos se dispararon. (2) Escasearon los contenedores. (3) Varios puertos de destino se cerraron. (4) Sudáfrica y los países del Norte de África derivaron su oferta a nuestros clientes de Europa Occidental. Por todo ello, cayeron los precios de nuestras frutas.

Pero hubo un 5º. elemento igualmente negativo: los altos costos de producción. La urea triplicó su precio en el mercado internacional. Lo mismo que el petróleo y derivados. Las remuneraciones de los trabajadores del campo siguieron subiendo, y seguirán subiendo, lo cual es positivo para los trabajadores y sus familias, pero para las empresas… ¿cómo subsistir con costos crecientes y precios decrecientes? He ahí está la pregunta del millón.

No obstante, seamos sinceros. Hay también errores propios que merecen ser resueltos. Me refiero, por ejemplo, al tema de la calidad de nuestras frutas. ¡Cómo es posible que Estados Unidos menosprecie tanto a nuestras paltas! Ciertamente, no es un tema de discriminación, y menos, de simpatías o antipatías nacionalistas.

El mercado norteamericano de paltas estuvo por las nubes en este 2022, pero sólo para las paltas californianas y mexicanas. Las paltas peruanas, a duras penas, se vendieron a mitad de precio, y hasta menos. Precisamente, por mala calidad: bajo porcentaje de materia seca, bajo contenido de aceite, mala maduración, mala presentación y demás.

Por otro lado, la seguridad personal y patrimonial implica cada vez mayores costos. La delincuencia y robos de agroquímicos son cada vez más, pan de cada día. Y, por si faltara más, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) se ha convertido en una máquina tragamonedas. Efectivamente, las suculentas multas por quítame estas pajas, están a la orden del día. ¡Patético!

Crítica constructiva. Algunas empresas agroexportadoras son muy botarates. Sobre todo, en los rubros de Gastos Generales: muchas oficinas lujosas, mucha burocracia gerencial y administrativa, muchos viajes en primera y hoteles 5 estrellas. En fin… muchos gastos no productivos. A ese respecto, un consejo… hasta de un conejo: austeridad. El momento es de mucha austeridad.

Corrijamos errores y esperemos que el próximo año sea mejor. Al menos, que no sea como este 2022, que batiremos dos récords contrapuestos: (1) récord de exportaciones agrícolas y (2) récord de pérdidas financieras en el sector.

(*) Ex presidente Regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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