Opinión

Alarma por el fenómeno El Niño

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El fenómeno El Niño no es nuevo. Hay evidencias de que alrededor del año 600 después de Cristo hubo uno o más fenómenos de El Niño severos. Por aquel entonces, la costa sur estaba habitada por los Nazca, en la costa central estaban los Lima y en la costa norte los Moche, tres sociedades que reaccionaron de manera distinta a este evento climatológico, cada una con sus ideas, su organización social y sus recursos económicos. Han pasado cerca de 1500 años y pareciera que la experiencia no nos ha enseñado nada, pues El Niño ha vuelto y las autoridades no han tomado las medidas de prevención adecuadas.

El Niño no está por llegar, pues ya está aquí, pero no todavía no muestra su peor cara debido a la presencia del llamado Anticiclón del Pacífico Sur, que enfría las aguas y los vientos, disimulando el clima cálido que caracteriza a la primavera y al fenómeno que suele causar lluvias, huaicos, desbordes de ríos e inundaciones. A partir de mediados de octubre pasado, las temperaturas en la superficie del océano y otros indicativos atmosféricos y oceánicos coincidieron con el fenómeno de El Niño, que se desarrolló entre julio y agosto, proyectándose su mayor alcance entre el mes en curso y enero. Es por ello que, en la selva, adonde no llegan los efectos de El Niño, se están dando temperaturas de hasta 37 grados.

Repetimos, ya es muy tarde para realizar obras de defensa ribereña de gran envergadura, pues estas demoran varios meses y el Fenómeno El Niño ya está encima de la costa norte y central. Como suele ocurrir, calentará las aguas del mar y traerá algunas especies marinas del norte, pero alejará a las habituales, por lo que además de perjuicios en la agricultura, por las inundaciones, también provocará serios daños en la pesca, la ganadería, la industria y otras actividades.

Se perjudicará toda la cadena productiva y, aparte de los daños materiales, generará desempleo, pobreza y hambre. Ya estábamos sacudiéndonos de los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, la inestabilidad política, la corrupción y la delincuencia común, como lastres que obstaculizan la reactivación económica, pero ahora se sumará el Fenómeno El Niño.

Lo que queda es, en lo posible, reducir los efectos y salvar la vida. Hay muchas zonas que son cauce de las aguas que discurren por las quebradas en tiempos de huaicos, pero se han vuelto a poblar de personas que construyeron sus casas de manera temeraria. Los alcaldes, los sistemas de defensa civil locales y la población organizada están llamados a unir esfuerzos para enfrentar lo que se viene. Manos a la obra. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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