Opinión

Debate será clave en las elecciones

EDITORIAL

Dicen los analistas que el debate presidencial lo ganará el que comunique mejor. Eso quiere decir que saldrá airoso no necesariamente el que tenga las más brillantes ideas, sino el que exprese con más claridad sus ofertas electorales, sus propuestas de leyes, medidas y acciones en un eventual gobierno suyo. Pero hay escasez de candidatos con estas cualidades, habrá que apelar a una serie de recursos en cuya planificación será clave la participación de los asesores.

La historia política del Perú registra algunos grandes debates. Uno de los más recordados es el que enfrentó a Alberto Fujimori y Mario Vargas Llosa en 1990. En el camino del discurso y la confrontación van surgiendo escenarios donde es necesario apelar al ingenio y la rapidez. En esa oportunidad, por ejemplo, ante una mejor locuacidad y preparación del literato, Fujimori hizo una reflexión que hundió a su rival: “Señor Vargas, ya que habla de cuestiones personales, usted mismo admitió haber tenido una experiencia juvenil de consumo de drogas. ¡Eso es gravísimo!”.

Aparte de las cualidades para la oratoria, una de las armas principales en la contienda verbal será la estrategia que desarrolle cada aspirante al sillón de Pizarro. Y para plantearla es necesario analizar la estructura del debate. En el encuentro organizado por el JNE y programado para los días 29, 30 y 31 de marzo, luego del saludo y las palabras iniciales habrá tres bloques para el desarrollo de los ejes temáticos considerados: educación, seguridad ciudadana y lucha contra la corrupción.

En el bloque de seguridad ciudadana, la exposición será libre, sin un contendor al frente. En los otros dos, educación y lucha contra la corrupción, funcionará el formato de las duplas. Es en estos dos bloques donde se desarrollará el debate propiamente dicho, así que los contrincantes deben estar preparados no solo para exponer sus propuestas, sino también para lanzar un ataque o responder alguna pregunta o indirecta del rival.

En la aplicación de estos recursos es necesario tener mucho tino. Pueden lanzarse ataques con efecto búmeran, como ocurrió en el que sostuvieron Alberto Andrade y Luis Castañeda en Huaycán. Fue un debate acalorado, con más ataques que propuestas. Andrade llegó a poner sus zapatos desgastados sobre el pupitre, pero el ganador fue Castañeda.

Según afirman los entendidos, los debates son como el último round electoral, pero en política cualquier cosa puede pasar. En 1986 subieron al ring Alfonso Barrantes, Luis Bedoya y Jorge del Castillo. Los dos primeros salieron airosos, pero el famoso “balconazo” de Alan García hizo ganar al perdedor, Del Castillo. Después del debate, habrá diez días hasta las elecciones. Vamos a ver qué pasa.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button